Todavía te quiero como el primer día, como aquel día en que te vi por primera vez. Como aquella vez que estuvimos juntos, en un banco, a la luz de la luna horas y horas. Escuchándonos decir tonterías que en un instante se nos olvidaron. Solo nos importaba estar juntos, besándonos; dándonos todo ese amor que ambos necesitábamos sentir.
Todavía siento tus labios besándome en la espalda antes de dormir, acariciándome poco a poco mientras lo haces. Sigo sintiendo las puntas de tus dedos dibujándome corazones en la tripa mientras me mirabas y sonreías.
Todavía, después de ocho preciosos meses a tu lado, me acuerdo de aquella primera vez en que nos fundimos en un solo cuerpo; en que nuestros corazones latían fuertemente y a la vez. Recuerdo que me besabas mientras me decías que me querías, tal y como haces ahora.
Pequeñas cosas son estas, que solo recordamos cuando nos paramos a pensar en ellas. Pequeñas cosas, que a la vez son las más grandes que tenemos y que sin ellas, seguramente, nada sería lo mismo.
