Cuando estés vencido,
cuando te titirite tu enemigo,
que la pena, tan sutil te aturda,
y que te corte los hilos de la esperanza
no decaigas tu fe, como la triste hoja
que lucha contra el majestuoso viento.
Cuando te asiente la agonía
y tal vez sombrío y un poco arto,
arto del enemigo y su lidia,
arto por no sentir tacto
queriendo sabotear su desdicha,
solo recuerda que eres dueño
de emociones infieles a vil huida
Huida de la dicha para tu vida.
Cuando llenes de lágrimas las mejillas
por el ser que te procura odio,
no des por indulgentes las penas
y no le finjas amistad ni tolerancia,
¡bríndale la vida y tus ganas,
las ansias de ser, de estar, de andar!,
aunque trunque tu camino,
y mine tu madera de vida
aunque de piedras llene el río
y de espinas el paso fino,
cuando corte tu carne
y se disponga a dar su cometido,
has de tu sangre el vino
y extasía tu perpetro destino.
Y si es que a esta hora te sucede,
que estas vencido, con agonía,
un poco sombrío y con enorme lidia,
sabiéndote tu propio enemigo despierta las
bienaventuranzas que llevas en ti,
despierta las ganas de la vida,
¡acaba aunque se hoy con tu enemigo!.