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Capítulo 1 - un Día de mi Vida

Caminaba por un bosque donde los árboles eran de agua. A mi alrededor había un atardecer tan triste que los demonios que me hacían compañía lloraban como niños pequeños. Yo sólo perseguía esa luz roja y esa rata gorda que me apresuraba a seguir el camino. De pronto el paisaje se fue oscureciendo, tanto que la oscuridad no me permitió ver nada. Y entonces desperté.
Abrí mi cama, me puse de pie, mire el celular y supe que ya estaba retrasado. Luego recordé que no tenía nada que hacer. Caminé hacia la cocina, todo estaba tal como ayer. Puse en una taza media cucharada de café y dos de azúcar, llené la mitad con agua caliente, la otra mitad con agua fría. Cuando había suerte, el poco de agua fría era un poco de leche fría. Luego tomé un pan, le puse mantequilla y me senté frente al computador. Nunca terminaba de tomar mi café. Antes de poder terminarlo siempre estaba frio. Sabía que era por el agua fría, pero no quería cambiar la rutina de la mañana. El paso del tiempo se transformaba en una sonda en mi cabeza. Me quedaba hipnotizado viendo la pantalla, mi piel se marchitaba. Confieso que me ponía feliz tener sexo con la tecnología, aunque esta siempre terminara violándome. Sólo hacia eso para pasar el tiempo.
En mi habitación, sobre mi cama tengo un pequeño ángel crucificado. Todas las mañanas lo saludo y lo acaricio. Luego cambio mi ropa y emprendo el camino. Los ambientes eran hostiles afuera, siempre hay algo intentando matarme. La gente se la pasa gritando mentiras y llorando verdades. Corrí por la calle intentando no mirar a nadie para que no me fueran a hacer daño. Como de costumbre, vi otra persona corriendo igual que yo. Me asombré, pero no reaccioné, pues creo que las personas son un límite, un riesgo que no estoy dispuesto a aceptar.
Me subí a una nave donde me encontré con el ser que solía conducirla. Sus ojos con lágrimas tenían forma de monedas. Siempre le tuve odio aun sin conocerlo. Sentado dentro de la nave, me puse dos gramos de cocaína en cada oreja y comenzamos el viaje. Me gusta contemplar el paisaje y a veces pensaba que si me concentraba firmemente en algo, podría destruirlo. Un par de carcajadas me salían después de intentarlo. En fin, esto nunca funcionó. Durante el viaje, por la ventana vi unos cerdos muy bien vestidos que siempre andaba con putas a la siga. Esos cerdos le tiraban dinero a las cosas y las personas para transformarlas en putas, aunque no resultaban tan agraciadas como aquellas que ya les seguían. Siempre que lo miraba el también lo hacía y se reía de mi a carcajadas grotescas. Yo solo sonreía. Durante el viaje, entró en la nave un vendedor de mentiras. Amenazaba con un arma a los pasajeros, quienes tenían que darle un poco de dinero a cambio de una mentira. A mí no me molestaba darle una moneda, pues yo también era un mentiroso.
Cuando vi que estaba llegando a mi parada, me emocione mucho pues mi cocaína ya se estaba acabando. Llegando al paradero, miré a mí alrededor y corrí hacia una puerta. Sin avisar, me lancé hacia el exterior. Creo que el chofer me gritó algo que no entendí. Gracias a Dios me quedaba cocaína en las orejas.
Afuera había mucha más gente gritando mentiras, llorando verdades y algunas disparando tristeza. Hice lo que creí más sensato: fui a una tienda y compré un poco de veneno para ratones, lo envolví y me lo fumé. Fumar me hacía sentir que estaba ayudando un poco a Dios y a Satanás a matarme de una vez, así darle la victoria a uno de los dos. Mientras caminaba, comencé a tararear una canción que me agradaba mucho. Miré el reloj. Como ya era hora de almorzar, decidí ir a comer algo.
Las tiendas estaban llenas de monstruos que querían atraparme o robarme. Ya que sentía mucha hambre y contaba con poco dinero, evadí a los monstruos y entré a la tienda. Allí dentro estaba lleno de enfermos siendo atendidos por doctores, pero no podía confiar en ellos porque les vomitaban a sus pacientes. Entendí que no debía sentarme. Fui directo a donde estaba una enfermera muy atractiva y le dije que tenía hambre que debía comer. Le pase algo de dinero y me paso un cuerpo humano lleno de comida gigante. Me la comí muy rápido mientras ellos me aspiraban algo de dignidad. Eso no me importaba, pues creía tener dignidad de sobra. Cuando salí de la tienda, comprobé con alivio que los monstruos no estaban ya interesados en mí, pues no tenía dinero. Mientras caminaba, saque un poco más de veneno y empecé a contemplar la vida. Analizaba un poco las consecuencias de mis acciones hasta el día de hoy.
Mientras estaba en eso, me topé con mi Padre, quien estaba vestido con un traje de prostituta. Me lanzó unos billetes y su ropa se transformó de pronto en un traje muy elegante. Luego de esto, salió corriendo. Me alegró mucho saber que estaba con vida.
Recordé que tenía que ir a ver a mi novia. Tomé otra nave que me llevó en un viaje similar al que tuve en mañana. Al llegar al paradero, miré a ambos lados antes de cruzar, corrí y por poco me atropellan. Quise enojarme pero la nave ya se había alejado. Estando frente a su casa, toque el timbre. Ella me abrió la puerta. Hablamos largamente y reímos con ánimo. Ella golpeó mi corazón con la mano y yo di una patada al suyo. Tras despedirnos, me puse en marcha nuevamente. Vi que estaba anocheciendo entonces.
Hice parar una nave. El conductor me pidió más dinero y tuve que dárselo. No me importó, pues todo lo que quería era llegar a mi casa. Ya que se me había agotado la cocaína, este sería un largo viaje. En el camino me quedé dormido. Cuando llegué a mi casa el cielo ya estaba oscuro. Busqué mis llaves para abrir la puerta. En el living estaba sentado mi tío, quien estaba quemando un poco de dinero y haciéndose unas marcas en la piel con el fuego. Lo saludé. Pasé junto a la habitación de mi madre. Ella dormía, estaba cansada. Entré y besé su mejilla, me sonrió y continuó durmiendo. Junto a ella estaba el ángel crucificado durmiendo. Los arropé a ambos. Pasé junto a la habitación de mi otro tío, quien estaba frente al computador escribiendo su suicidio. Aunque era un hombre infeliz, estaba riendo mucho, lo que me alegró. Lo salude y él me saludó.
Caminé hacia la cocina con ánimo de cenar. Allí estaba mi abuela llorando sola y comiendo una comida rara, mientras mi abuelo intentaba asesinarla. Me alegré mucho de que estuvieran juntos nuevamente. Me serví comida, luego me senté y prendí la tele. Me interesó un programa en que mostraban cómo construir una bomba nuclear. Tristemente no tenía dinero para comprar los materiales. Algún día me lo podré permitir. Al terminar de comer, fui a mi dormitorio. Tomé mi guitarra y comencé a componer. Era el único momento donde me sentía pleno. Para mi mala suerte, había mucho ruido como para hacer algo bueno, así que opté por estirarme en mi cama. Estando así siempre soñaba con la vida, con muchas cosas, evocaba recuerdos de mi infancia. A veces algunas lágrimas rodaban, aunque eran lágrimas de felicidad.
Entraron a mi pieza unos pájaros gigantes que siempre me señalaban. Yo los ignoraba y miraba hacia la ventana. Ahí estaban mis perros siempre defendiéndome y estando ahí cuando nadie más estaba. Me decían que tenían sed yo les gritaba que no les daría agua, ellos me ladraban de vuelta un “gracias”. Eran muy educados. Decidí dormir un rato. En unos momentos pensé soñar caminaba por un bosque donde los árboles eran de agua. A mi alrededor había un atardecer tan triste que los demonios que me hacían compañía lloraban como niños pequeños. Yo sólo perseguía esa luz roja y esa rata gorda que me apresuraba a seguir el camino. De pronto el paisaje se fue oscureciendo, tanto que de pronto solo vi a toda mi familia corriendo fuera de la casa. Creí que seguía soñando.
Vi como el fuego consumía toda la casa. Intenté salir de la casa, pero las paredes estaban cerradas. Estaba a punto de ponerme a gritar cuando escuché una voz en mi mente. Esto es un sueño. Decidí apagar el fuego como lo haría normalmente en un sueño, con mi voluntad. Cuando termine de apagar la casa Toda la gente que estaba afuera estaba impactada viendo como apague la casa con poderes, y entendí que no era un sueño, era la vida real. YO Creí que esto es un sueño entonces decidí hacer lo que uno desea en una sueño. TODO.
Lezkizofrenia12 de abril de 2014

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