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Jardín de Nieblas

Todo es tan confuso... Antes no era así. Antes las cosas eran bien definidas y fáciles de coordinar; sabía lo que era verdad y lo que era mentira. Lo que es ahora... Todo viene de aquello, y de aquello viene esto, y por esto es que estoy tan desorientado últimamente. No sé. Siempre ando con esta desolación a cuestas, una desolación que me pesa más cada día, como una presión que tengo que quitarme del alma, porque el alma está aquí, justo en el pecho, junto al corazón, y debo respirar hondo para aliviar tanta presión; pero en cuanto lo hago me atraviesa un dolor insoportable, como si el pecho se me abriera en una aguda herida, y tengo que darme prisa y respirar cada vez más rápido para que la herida no se haga más grande, para que después no duela tanto. Pero siempre termina doliendo más que antes.

Y junto con la desolación, este cuarto tan vacío y tan blanco que lastima los ojos. Y la soledad que me circunda y parece torturarme. De nada vale salir a los pasillos blancos para volver a nuestros cuartos blancos, de nada vale. Por eso prefiero quedarme aquí, en este rincón, acurrucado y quietecito, porque afuera es peor; allá golpean sin motivo y por el sólo gusto de golpear. Por eso prefiero estar petrificado y silencioso. Y no me muevo. Además, de querer hacerlo tampoco podría, porque algo aprisiona mis brazos contra mi cuerpo como si quisiera soldarlos para siempre, y por más que luchara todo sería inútil. Ellos dicen que lo hacen por mi bien, por eso clavan mis brazos a mí mismo, para que no golpee a nadie más y no me haga más daño. Ellos dicen que por eso lo hacen, pero yo no recuerdo haber golpeado a nadie. La verdad, no recuerdo muchas cosas. A lo mejor tienen razón, a lo mejor sí he golpeado a alguien, sólo que estoy tan confuso... Y tan desolado...

Antes también recordaba muy claro todas las cosas. Pero ya no. Hasta los recuerdos me traicionan y terminan por desorientarme más aún, porque antes por lo menos recordaba quién era y porqué estaba donde me encuentro ahora, sin embargo hoy... Tampoco sé si es cierto eso de que maté a alguien. Ellos dice que sí, que por eso estoy aquí, pero yo siempre ando como aturdido y no puedo decir que no o que sí, porque ya no se me daría nada reconocerlo si fuera cierto, pero con todo este desconcierto... Aunque tal vez tengan razón, digo: ¿para qué iban a mentir?; ya no sacarían nada con hacerlo. No como antes que mentían (y de eso sí que me acuerdo bien, cosa rara) para que ya no pensara todos los días en irme y llamarla porque quería que viniera y me sacara de allí. Entonces sí, entonces me decían que ella no podía venir hoy, que tal vez mañana, y mañana nunca era mañana, y cuando comencé a entenderlo ya no tenía fuerzas para reclamar ni querer nada. Por eso digo que ya ni se les hace mentir conmigo, y que debe ser verdad aunque yo no me acuerdo.

De lo que sí me acuerdo bien es de los sueños, y del cuarto ese que tiene una ventana que da al jardín. El jardín es todo verde y eso hace molesto que me fije en él, porque mis ojos ya no conocen otro color que no sea este blanco de nieve. Y el jardín parece tan agradable así de verde, pero yo prefiero verlo en esos días en que la niebla baja tan despacito que nadie la oye, ni siquiera el enfermero de guardia puede oírla de tan en puntillas que baja, y se posa en todo y todo se lo traga para pintarlo de rocío cristalino. De ahí vienen los sueños. De la neblina tan espesa y engorrosa parece que me visitaran y emergieran sin darme cuenta... Y, cuando apenas pienso en nada, estoy metido en uno de ellos. No sé. A veces tengo sueños que me gustan y que quisiera seguir soñando para siempre, pero pronto vienen los otros, esos que dicen que me hacen gritar y sacudir en la cama... De sacudirme debo hacerlo porque si no ¿dónde iba a meter tanto dolor y miedo que me asaltan desde ellos...?

Casi siempre me da por soñar las mismas cosas, los mismos lugares, pero no siempre sueño lo mismo. Hay veces en que una ilusión se continúa de un sueño a otro, como si me hubiera estado esperando de antemano y a veces eso me molesta, porque a nadie le gusta toparse con el mismo sueño una y otra vez... Creo que eso me fue cansando tan de prisa, por eso estoy como estoy, por eso ya no se me da nada volver a soñar una y otra vez el mismo sueño durante toda una semana, o todo un mes, o un año... Lo que sí me gustaría es no tener que soñar tan a menudo esas pesadillas aterradoras. No sería tanto si soñara siempre con mi madre porque, aunque no lo crean, yo he soñado con una señora regordeta que se sienta a esperarme debajo del parrón aquel y que dice que es mi madre, como si entendiera que yo ya no la sé reconocer de buenas a primeras. Ni aún después de que me ha llamado hijo estoy muy seguro de que realmente lo sea, y es que con esta confusión... No es por la desolación, porque la desolación disminuye cuando me siento a conversar con ella y la oigo hablar sobre los pájaros que llegan en primavera y se van en invierno... Y le digo mamá porque puede que, después de todo, lo sea, como me lo ha dicho el loquero que me visita y que me habla tan despacito. También me gusta hablar con el loquero. El sabe de estas cosas, sino ¿cómo iba a ser loquero? Aunque yo le aseguro que no estoy loco y le hablo de todas las cosas estúpidas que habla la gente normal y él me dice que claro, que seguro, pero yo sé que no lo dice en serio, que me miente como todos por aquí, aunque con él no me enojo porque le gusta hablar de mis sueños, y dice que a lo mejor todo lo que veo en mis sueños es verdad, que a lo mejor son sólo recuerdos y no sueños. Y yo le cuento mis sueños, todos mis sueños, menos ese...

Ese viene casi siempre con la niebla, baja como la niebla, muy calladamente, para tomarme sin previo aviso y me hunde ya no en la desolación de todo, sino en algo peor, peor que esta herida que tengo en el pecho y que duele cada vez más... No se lo cuento al loquero porque puede decirme que a lo mejor es verdad y eso no lo soportaría porque, siendo así, sólo un sueño, ya es mucho el dolor, y no quiero imaginar lo que sería si fuese de verdad, todo de verdad. Entonces sí me volvería loco y gritaría como dicen que grito al sentir que cierro la puerta de ese cuarto y que sostengo en mis manos algo pesado por la culata, algo que cuelga hacia abajo y pesa más y más, mientras percibo ese calor que me corre por las manos, un calor de algo que no quiero ver, algo caliente y viscoso que me llena las manos, que pica y se diseca poco a poco... Entonces grito. Grito porque abro la puerta una vez más, porque no quiero abrir la puerta, ni mirar lo que hay en el cuarto, dentro del cuarto que ya conozco, pero que no quiero ver ahora... Grito con toda mi alma y mi cuerpo, y parece que el pecho se me cerrara sólo con gritar y gritar, con el dolor yéndose y viniendo como grandes latidos. Y tengo que romper la prisión que tira de mis brazos hacia el cuarto, las manos que me arrastran hacia algún lugar... Hasta que abro los ojos y me encuentro con toda esta blancura, con la eterna soledad que llena esta eterna pieza vacía y sé que me he salvado, aunque la prisión siga sobre mis brazos, paralizándolos.

Por eso todo es tan confuso... Por eso ya no sé qué es verdad y qué es mentira. He pensado que sí, que ellos tienen razón y que quizás estoy loco, y, a veces, hasta he pensado que todo esto no es más que otro sueño y que algún sueño de esos que tengo puede que sea la verdad, menos ese... Cada vez que suena el pestillo de la puerta por fuera de este cuarto, pienso en ello. Debe ser, me digo, debe ser. Un sueño tan largo, tan largo que aún no despierto, que dura años y años y del que, quizás, nunca llegue a despertar. Y mientras me encaminan hasta la habitación que da al jardín cierro los ojos, con la única esperanza de ver bajar la niebla alguna noche de estas y deshacerme de tanta angustia y desolación, de tanta confusión que llena siempre todo y no tener más ninguno de esos sueños, tampoco ese. Y rezo, rezo porque nunca logre ver lo que hay detrás de esa puerta. De ese sueño. De esta desolada confusión...



(1988)


Lobosluna11 de mayo de 2008

6 Comentarios

  • Mejorana

    Loado sea Dios.
    Tenía un hijo perdido y ha resucitado.

    Celebrémoslo.
    Hagamos un ágape.

    Despues le leemos el texto para ver qué tal.

    Saludos alegres Lobosluna

    11/05/08 10:05

  • Mejorana

    Lobosluna. Hasta yo me he quedado confundida entre la realidad y los sueños.
    Qué bien ensartas las palabras y las frases para pasearnos por tu mundo interior.

    11/05/08 10:05

  • Lobosluna

    Gracias, Mejorana, por ambas cosas, tanto tu bienvenida (estamos de vuelta en el ruedo) y por tu comentario. Espero encontrar algunos textos más para publicarlos, la verdad ya se me han agotado los que tenía. Estos son los "residuos". Ojalá estén pasables. Gracias de nuevo, amigo, y feliz de volver. Un abrazo.

    11/05/08 11:05

  • Shadow

    Buenas, buenas, Sr. Lobosluna. Teníanos abandonados. Le diré que los residuos están muy buenos ( a mí también me da por soñar lo mismo casi siempre) Me gustó, espero más (y poesía, que usted hace de la buena, no se haga el que no)

    12/05/08 01:05

  • Tantra

    M?s all? , aqu? y ahora , piensa , despierta ?lo ves?

    04/06/08 05:06

  • Cheshirelechat

    Me sorprende la confusión que se produce al despertar de un sueño.
    Tienes razón Lobosluna.

    08/02/15 08:02

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