Las horas volaban mientras mi cabeza no dejaba de zumbar, tu nombre y las sílabas que lo forman atentaban contra mi integridad psicológica, ¿dónde estás, Loco? me preguntaba a mi mismo, estaba perdido, mi paraiso perdido se había esfumado para dejar paso a la realidad más cruel: la vida moderna y las inexorables paradojas de la puta vida.
No conseguía saber que era lo que me llenaba el pecho de intranquilidad, soñar quizás con esa orilla del mediterraneo donde me dormía en tu falda, tiempo lejano, recuerdos prohibidos y escondidos, secretos que nunca contaremos, filosofía barata que guardamos en lo más hondo del placard, perdí los papeles y preferí atravesar el viento sin documentos antes que mirar atrás, ¿qué escondes? ¿dónde te esconces? ¿entre qué gentes?...
Fuimos los mejores, es cierto; ahora ya no somos nada, desconocidos con un toque de complicidad, la sonrisa triunfal mientras salimos al coso con la fragancia del último beso, la mirada del adiós, el girarnos y saber que el otro se fue ya, lidiamos las mentiras interiores y estocamos las verdades superficiales.
Cierra la luz niña, ven y entra, tápate bien que afuera hace frío, yo regreso luego, tan solo voy a patrullar la ciudad con los ángeles del cielo, "nunca sabrán que me partiste el corazón..."
Ahora durmamos el odio y recordemos felices, cuando fuimos los mejores...

(23/05/2006)

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