Me duele el estomago. Siento como su hubiera estado una semana lamiendo paredes. Ya tome todos productos contra la acidez pero nada. Como de costumbre un extraño se me pone a hablar y ya se que mas temprano que tarde me va a preguntar si tengo cocaina para convidarle. Me cuenta historias aburridas de enfrentamientos entre hinchadas de diferentes equipos de futbol que no me interesan, despues algo de la villa y cosas que tampoco me interesan. Al final me dice asi:
-con todo respeto, por que te vi medio paranoiqueado- no tenes un pase para convidarme, por que anoche estuve de gira y todavia...
No escuché nada m as de su relato, me arta que la gente me prejuzgue por mi aspecto de calavera, si hubiera tennido tubo fluorescente se lo daba. le dije que sabía donde conseguirla y lo lleve por esa calle que huele a muerte y que termina en el cementerio y cuando no hubo nadie como lo preví intento asaltarme con un tramontina.
Esa noche volvi mi refugio, saciada mi sed de muerte pero no de venganza. Le di una cucaracha a mi lagarto y y me recosté y observé una mancha en el techo que se parecía a la virgen de Guadalupe. El ardor de estomago vuelve y tengo ganas de llorar por que nunca nadie me ha querido jamas.