Ausencia de Luz
En mi casa las ventanas están cerradas y la luz es cada vez mas escasa.
Las ventanas se comenzaron a cerrar hace ya unos años, y las luces se fueron escondiendo casi como por arte de magia.
Primero fue la ventana de la pieza de mi padre. Su cama grande, donde hoy duermo yo, quedó casi tan fría como si estuviera en la Antártida. Allí descanso cuando vuelvo de visita a mi hogar. Dormir allí, es como estar en una cueva oscura y fría, sin importar la estación. Un extraño sentimiento de infancia me embarga cuando estoy en esa cama. No se porque, pues recuerdo a mi infancia mas luminosa que ese espacio que me toca habitar. Quizás el recuerdo sea mas añejo que mis recuerdos, aunque entonces debo aclarar que se trata mas bien de una sensación prehistórica, en vez de un recuerdo. Una sensación inmemorial.
La siguiente ventana que fue clausurada fue la de mi antigua pieza, donde hoy duerme mi padre. Allí también fue prohibida la luz, y mi pequeña antigua cama se vio fría, al punto que yo casi no la reconozco. Supongo que allí mi padre siente también que vive sueños de infancia.
Luego fueron clausuradas otras ventanas: una cercana a mi antigua habitación, luego la del comedor, y luego otra mas cerca de la cocina.
El orden de estas ultimas ventanas en relación a su clausura debo aclarar que no es cronológico.
Las luces eléctricas, las pocas que hay, tampoco funcionan muy bien, y hacen que la casa se vuelva mas oscura y primitiva aun de lo que la hemos hecho.
Mi casa es pequeña, aunque tiene un gran patio, y muchas plantas. Siempre se ven pájaros yendo y viniendo de aquí para allá Hay muchos arboles y suele mostrarse todo verde y colorido por culpa de los rosales y flores que atestan ese espacio.
Ahora que lo pienso y lo consulto, creo que hemos creado nuestra casa para vivir afuera.
