¡ay mañana!
¡ay lo cotidiano de la hora vacía!
y yo callada,
dentro del hueco desierto de mi no-palabra
se me antoja volver y revolver de nuevo,
se me antoja porque sé,
porque no puedo ubicar el olvido
.
.
.
días asfixiados
de esperar quieta-redundante
días de sangre fría
ciclos se abren a más y más preguntas
ya no quisiera,
de verdad no quisiera,
bajar a velar estos espasmos dentro
mal-amado arraigo: ¡un último esfuerzo!
que rompa caireles,
que se pise los talones,
que estalle la mar ya revuelta
pero no,
el discernir sabe a veneno,
la intuición es un cuchillo,
parece que no hay despedidas
preciosos versos, preguntas angustiosas de difícil respuesta.
muy bueno, felicidades por escribir con tanta sensibilidad.