Solo te pedimos
que nos hicieras
la vida agradable.
Lloramos tu sangre de reyes,
anoche mientras dormías,
retumbando el agua
que destila tu hidalguía.
Capitán de barquito velero,
patriota de otro tiempo,
guerrillero de la verbena,
con tu carro fuera de escena.
Que nadie te vaya con leyes,
que en tu corazón como fragua,
llevabas guardada tu niña bonita
con la minifalda por las rodillas.
Que nadie como perro te deje,
que yo, ni pintor ni poeta
sin quererlo incumplí mi promesa
de ir algún día a verte.
Tu calle fue en otro tiempo,
camino de un gran artista,
y quiero que no se resistan,
las más bellas de las flores
que en tu último campo reposen.
Solo te pedimos
que nos hicieras
la vida agradable,
para no vivir sin soñar
y lamentarse,
en algún lugar de La Manga,
de cuyo nombre
no quiera acordarme.
Aunque te lleve yo solo,
entre flores y alegrías,
conmigo vienes, Manolo,
a partir de este mismo día.