La lluvia no terminó de borrar el error.
El mundo no terminó silenciando la locura.
La resaca hizo ver mi vida de otro color.
La noche se redujo a un manto de negrura.
El tren se hizo de rogar.
La barrera había desaparecido.
No soporto ocultar la verdad
a los que nunca me han mentido.
Porque soy todo lo que me puede pasar.
No hay remedio, ni cura para mi vanidad.
Que un beso siempre puede salir caro,
y escrito queda todo lo malo.
En el barco se produjo un motín.
Jugué a cara o cruz con tu alma.
Me aferré al caballo y su crin,
y cabalgué hasta Sweet Alabama.
Hago daño porque soy mi propio Judas.
Un valiente a letra descubierta.
No quiero escuchar preguntas,
para las que no tengo respuestas.