Seguí, con mis derrotas y lamentos
a partes iguales, cócteles que siento
otro tiempo atrás
como el caldo del cultivo de un Donjuán.
Y para todo lo demás
me basta con una copa de champán.
Me quieren desalojar
de la calle de la Amargura.
Me obligaron a vomitar
los designios de mi escritura.
Me extirparon de todo mal.
La duquesa del saber estar,
por la que sigo con mi florituras,
seguro que lo sabrá celebrar.
En la noche más oscura,
atravesaré el cordón policial.
Fue hace casi un año,
y todavía siento el dolor.
No querer haber luchado
y estar luchando demasiado.
Renegar por un escaño,
no intentarlo con valor.
Comer cuando habéis terminado,
vuestra última cena sin Dios.
Ahora llega una nueva era.
Dejo el miedo en mi coche,
pero va en el asiento de atrás.
Mi sol durante primavera
aliviará mi alma de noche,
cuando no sepa donde mirar.
La confianza es mi compañera,
cuando no sepa donde mirar.
2012
