Soñando con un hombre envuelto en ropas negras que baila con la muerte en una ribera del Nalón.
Rezando a un amigo que inhala mi fe y otorga ferocidad al desesperado, libertad al preso y fortaleza al pusilánime.
Esperando un milagro de esos que vuelven locos a a las viejas santeras del mundo rural.
Haciendo el amor mientras nos sobrepasa la vida a ritmo de tren.
Muriendo lentamente cada vez que escribo.
Perdiendo la vergüenza sin posibilidad de recuperarla en objetos perdidos.
Huyendo del miedo que me da tanto miedo.
Sintiendo en la piel el aria del viento, la pasión de las gotas de agua.
Escuchando un romance entre la megafonía del tren y la tormenta del exterior.
Observando los rostros de personas hechizadas por Morfeo.
Soportando murmullos madrugadores que penetran en mi cabeza como espadas candentes.
Escribiendo vicisitudes del destino, simples recuerdos que no podía guardar dentro.
Ahora es cuando tú, lector, comprendes el significado inexistente de estas palabras y me juzgas. Iluso con ilusión, Andy Warhol de almas, intenta adelantarme.
