Aquí abandono la paz y el derecho ultrajado. A ti te sigo, Fortuna. ¡Lejos los traidores! ¡Pongámonos en manos del destino! Tomemos la guerra como árbitro.
[Palabras atribuidas por el poeta Lucano a Cayo Julio César, uno de las figuras más destacadas de la Historia, cuando cruzó el río Rubicón en el año 49 antes de nuestra era, desatando así la guerra civil en la República Romana. Un acto de valentía que le redefiniría].
A un lado existe el miedo,
espejo oscuro humeante,
vibrante cual lázaro ciego
con el ego de los ignorantes.
Allí, más allá, la inmortal orilla;
el Eliseo por Heráclito anhelado,
la sincera ofrenda que más brilla
entre todas las que habré ganado.
Ahora y aquí, paso a paso,
rompo la lanza del ocaso.
Aquí y ahora, mano a mano,
me deleito segando el nudo gordiano.
Triunfar es bailar con la tristeza,
mirarla a la cara, y, con presteza,
decirle que te vas y que la dejas...
y no mirar atrás mientras te alejas.
