Lumino
Tienes razón en lo del dolor, querido Pol, pero ni se me pasa por la imaginación el quitarme de enmedio. Aunque mi padre murió en un accidente de tráfico propio de un conductor temerario o demasiado confiado en la tecnología, carreteras y habilidades propias.
Mi madre cuarenta y dos años después supongo que decidió lúcidamente dejar de tomar todas las pastillas que a su edad había de tomar, unas dieciséis diarias, para dejar esta vida sin ruido y con todo ya hecho y nada por hacer. A mí, amigo todavía me sobra ilusión y me faltarían agallas para quitarme la vida. Soy un tipo feliz y convencido de que esta vida merece la pena, las penas y ese dolor que me acompaña siempre, y del que en ocasiones me nutro. Un saludo.
27/12/15 08:12