En las fronteras de mi cuerpo disgregado
un eco noctámbulo pierde su pulso ,
algo en la habitual humedad muerta de mis paredes crepita ,
en ejes perdidos e imaginarios ,
golpeando las extensiones de mi cuerpo por dentro
como las campanas de una catedral
cayendo ,desde las alturas hacia los proscritos colores
que lento se van haciendo ciegos .
Alimentando a un universo obscuro y verde
que sólo dispone sus mañanas hacia la lenta muerte
que lo espera ;
y es como un laúd infinito por dentro ,
como un sonido sostenido la bastedad de su
partitura y su crepitar vencido .
Qué nausea alada salva al tiempo de perderse entonces! .
Sé que en algún lugar perdido de mi alma estas
pensando en mí ;
en aquello que como
suaves cadenas de arena blanca fueron a morir
en tus orillas ,
en tu cilíndrico eclipse sin cielo
y con labios carmesí brotando de la hiedra ,
como fuego ,
como sangre atiborrada ,
como cuchillos que gimen en su caída
y dejan surcos de mandíbulas abiertas
como alcohol ardiendo
dulcemente .
Sobre su playa de acero ardiendo
el sentimiento huye ,
como un rumor de colores que no tiñen el crepúsculo de tiempo ,
como un deseo atrapado en los labios de una palabra .
Cuán ausentes y vencidos quedan los telones púrpuras
de mi teatro barato ;
cuánto no sabes lo que te necesito .