esperando el momento de partir,
sola con mis pensamientos.
Esta cruel enfermedad me mata lentamente,
soy la sombra de lo que fui,
¡no quiero seguir!.
Cuando mi estrella brillaba,
a muchos iluminaba,
¡amiga¡ solían decir.
Era la reina de las fiestas,
mi cuerpo deseado,
mi nombre coreado.
Ahora soy un guiñapo,
amantes y amigos desaparecieron,
me dejaron en el olvido.
En el momento del adiós,
no quiero llantos ni alabanzas,
es ahora que necesito consuelo.
Solo tengo un deseo,
que alguien me ayude a morir,
no soporto tanto dolor.
Mi conciencia queda tranquila,
estoy preparada,
ya me puedo ir.
Magda Lluna