AL ENCUENTRO DE LOS SUEÑOS
Siento la piel mojada, tibias las manos, y una postal de extravío ausente, me
doblego ante mis pensares, inventando historias, que son verdaderas. Quizás las
palabras sean agras, por la propia violencia de los hechos y el sufrimiento que
acarrean, más la lengua se maravilla del gran descanso que dichas palabras antiguas
dejan en mi ser, al ser expresadas. Virginal es el recuerdo que vivimos, como los
muertos que soñaron, al otro lado de la línea, torbellinos de emociones no vividas,
solo imaginadas, por la mente desbordada de imagenes; que como dijo el poeta, salva
de angustias y desesperos. Conspiraciones de sabios locos, superhéroes, iluminan la
blanca inmensidad de mi vacío. Un sobresalto tan poderoso, ha destrozado mi
definición de soledad. Un pudor fuera de lógica, me recorta la vida,
evoco hoy algún punto de
ésta que rescato del recuerdo, alegres risas, suaves besos, caricias de la infancia
que ya no volverán a estar en el presente, sólo en el pensar. Con calma repentina y
una impensada sonrisa, mirando de reojo , con interés, reformulo un rostro, un
cuerpo, una melodía inacabada, un silencio, que del alma sale al encuentro de los
sueños. Vuelo hacia una estrella en un haz de luz, quizás llegue a través de cúmulos
de nubes, huracanes vientos y tempestades.
Regina 15 de octubre de 2018
Paz amada
Tímidamente los inmutables hábitos cotidianos, hicieron
posible que para mantener una estabilidad, buscara una
lápida donde llorar los lamentos y poder desahogar los
innumerables dolores de la vida que le tocó por vivir.
Abrigada por un esperpéntico abrigo de añoranzas y un anacrónico
vivir del pasado, difuminó sus erosionados vínculos gritando
sin palabras, llorando sin lágrimas, diciendo sin oir; solo la
esperanza se recostaba en su pecho con espejismos lúcidos.
Miles de fragmentos se enzarzan unos con otros por salir de su
alma con la que comparte indefinibles aromas de amor, ilusión
y realidad.
El olvido con patas largas, nace de la misma explosión de la vida
más si es pisado no se irá nunca.
La lluvia anega su alma, con el suave aroma de una voz
distante en los confines del mundo , que como plegaria en el
altar, le dan la paz amada.