La cosecha de palabras desnudas
rompen en medio de esta soledad sin nombre
desenrollando el tiempo.

Entre la maleza de los pensamientos inutiles
Y la ligera lágrima cóncava
donde se pierden las hortensias
vestidas de pupilas
bebiéndome tu esencia a sorbos.

Cuando los elfos danzan en el fuego
Amor de los incendios
labran húmedos surcos
en juegos de lúdico placer.
En las rendijas de la noche
escucho el circuito de un violín lejano
al ritmo de mi pena.
como un oleo escarlata.

Bañada de esencias
en una gama de armonía
toda piel, desvaneciendome.

En un edén de ilusiones efímeras
una brisa de cenizas
que a su paso arrasa,
un perfume embelezador
embruja mi olfato
orillando mis sentidos.

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