Juego
Si cada paso que se diera, cada decisión que se tome, cada elección de sentido y cada minúscula parte de lo que se haga tuviera aunque sea la mínima sensación de que estamos realizándola como si estuviéramos en un juego del cual nos hemos divertido por años, el espíritu tendría tanta energía que cualquier obligación que se nos imponga solo sería una regla más de ese juego para que esa diversión jamás se nos acabe. Lo he leído como "esa es tu vocación", como "has encontrado lo que el destino te ha propuesto", como "estás haciendo lo que te gusta". Yo lo reconozco como un juego del que todos pueden participar.
Aquí la suerte tiene tal relevancia como los dados que en tan solo una tirada pueden hacerte ganar lo mismo que pueden hacerte perder, pero debo hacerme cargo del resultado de esos dados, pues he sido yo quien los ha lanzado. Puedo avanzar en casilleros respondiendo preguntas de cualquier tipo imaginable e inimaginable de este planeta, teniendo en cuenta que una respuesta errónea me hará permanecer en él hasta que logre ese conocimiento o pueda sortear el desafío que se me propuso por no haber respondido bien, o aun más, soportar la desdicha retrocediendo casilleros atrás.
La estrategia es la vida misma resolviéndose, o utilizando palabras más pertinentes, mi propia vida descifrando su sentido. En cantidades de veces se jugará con las mismas cartas de la mesa frente a personas con la misma oportunidad presentada. Es aquí donde mi apuesta se hará notar como los años esperados para este momento, porque este riesgo que tomo es equivalente al silencio en la mesa, es equivalente a la seguridad de mis cartas. Si he tenido siempre presente que mis contrincantes, sólo en ese estadio del juego, han traído a la mesa el respeto que se le debe a cada protagonista del tablero podré sentirme que me he superado porque he atravesado ese reto en igualdad de condiciones.
