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La Recompensa de la Espera

Esa mañana, Elvira se levanto más temprano de lo normal, cuidó mucho su aspecto personal, probó casi todos sus modelos y con ninguno parecía que se encontraba como ella quería. Al fin se decidió por un traje de pantalón gris, y una blusa blanca con un escote no muy pronunciado, pero lo suficiente para dejar al descubierto algo de sus bonitos senos.

Cuando llegó al edificio de oficinas le temblaban las piernas, solo pensaba en como seria recibida por sus nuevos compañeros y como seria su jefe. Se dirigió con paso firme al mostrador de la planta baja, y se presentó a la recepcionista diciendo:
- Buenos días soy la señorita Elvira Suárez creo que me esperan.
La recepcionista levantó el teléfono y dijo:
- Esta aquí la señorita Suárez – dijo la recepcionista.
Y luego le indicó:
- Suba en el ascensor al 3º piso y preséntese al señor Gómez, el le indicara.
- Gracias y buenos días – contestó Elvira.

Mientras subía en el ascensor, Elvira miraba el ir y venir de tanta gente que trabajaba en aquel edificio. Ella nunca había trabajado con tantas personas y estaba algo confundida, temía no ser bien aceptaba, igual no caía bien a sus compañeros. Quizás, pensó ¿he venido vestida demasiado provocativa?, ¿igual piensan que soy muy presumida?, pero no le dio tiempo a pensar mas pues el ascensor se detuvo y Elvira salio con miedo. Le estaba esperando una señora de unos 40 años, con un bonito traje de chaqueta oscuro y blusa clara, llevaba gafas y su rostro era serio pero a la vez amable.
- Acompáñeme por favor- le dijo a Elvira.
- Gracias – contesto tímidamente Elvira.

Le costo trabajo seguirla pues caminaba con un paso muy largo y seguro por los pasillos que a Elvira le parecieron un laberinto.
Luego llegaron a una puerta, y tras picar con los nudillos entraron. Tras la mesa de un amplio y claro despacho se encontraba un hombre de unos 50 o 55 años con bigote, y unas gafas que se quito cuando Elvira entro y este le extendió la mano y dijo:
- Buenos días soy Ángel Gómez, encantado.
- Encantada señor Gómez –contesto Elvira- yo soy Elvira Suárez.
- Lo se -le contesto él - tengo aquí su currículum y según veo es usted una persona competente para el puesto que ha sido elegida, espero que entre nosotros se encuentre cómoda enseguida. Le enseñaran su despacho y le presentaran a su jefe superior, pues yo como sabe soy el jefe de personal.

Dicho esto levanto el auricular y dio la orden de que fuese acompañada a su despacho.
Cuando llego a el en la cuarta planta Elvira no daba crédito a lo que veía; era un despacho amplio luminoso y estaba poco amueblado, se diría que lo suficiente, y tenia grandes ventanales desde los cuales divisaba toda la ciudad, también tenia televisión , cosa que a Elvira le extraño, pues ella no estaba acostumbrada a tanto lujo. De la empresa que venia apenas si tenia un ordenador que podía escribir tres letras seguidas, como ella solía decir era más lento que un tonto en el Oeste.

Tras quedar sola se sentó en su sillón de cuero frente a su mesa y dejo colar su imaginación, claro que solo fue un instante, luego el timbre del teléfono la saco de inmediato de su éxtasis.
Al descolgarlo una voz de hombre sonó al otro lado del auricular, era una voz cálida pero a la vez autoritaria y firme dijo:

- la señorita Elvira Suárez
- si – acertó ella a contestar
- espero que todo este a su gusto, pues yo mismo me encargue de decorarlo y en este momento esta llegando lo que le faltaba – dijo la voz por el teléfono.

Elvira no comprendió y con voz entrecortada pregunto:
- ¿Qué es eso que falta?
- No se preocupe, pronto lo sabrá – contesto él.

En ese mismo instante llamaron a la puerta, ella mando pasar y lo que vio le encanto, el conserje le traía un enorme ramo de rosas, que ella se apresuro a coger.
-gracias – dijo Elvira
-a usted- le contesto el conserje- y que pase un buen día.

Las flores traían una tarjeta que ella se apresuro a leer, en ella se le daba la bienvenida a la empresa.
La voz a través del teléfono volvió a sonar Elvira se había olvidado de que estaba hablando con alguien al que aún no conocía y que ya le simpatizaba.
- perdóneme me había olvidado de que estaba hablando con usted pero es que me han traído unas flores, y ante ellas no he podido contestar, son preciosas y quedan muy bien en el despacho gracias- dijo Elvira.
- Puesto que todo esta a su gusto y yo tengo una agenda muy apretada le ruego venga a mi despacho para poder conocernos y para informarle de su puesto de trabajo en esta empresa, mi despacho lo encontrara al final del pasillo- dijo el interlocutor.

Y dicho esto colgó el auricular, ella se quedo un momento mirando las flores y con paso firme se dirigió al final del pasillo, llamo a la puerta y una voz le invito a pasar.
Elvira se quedo pálida al ver la persona que estaba al otro lado de la mesa, él le tendió la mano al mismo tiempo que le daba los buenos días.

-Al fin nos conocemos -dijo él - tiene usted un currículo brillante, en esta empresa no se habla de otra cosa y para que negarlo ya tenia yo curiosidad por conocerla personalmente.
Elvira no daba crédito a lo que oía como podría estar diciéndole todas esas cosas con tanto cinismo y como podía fingir no conocerla después de lo que ocurriera años antes entre ellos dos. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no podía oír ni sentir nada a su alrededor, solo noto que algo rozaba su hombro y sin apenas darse cuenta se encontró en el pasillo acompañada por él. Iba presentándoles uno a uno a todos los empleados, ella como un autómata solo decía hola, una vez pasado ese momento reaccionó y decidió que si el la ignoraba ella haría lo mismo.

Elvira estaba muy cansada cuando llego la tarde, y aunque aquel era su primer día de trabajo fueron muchas emociones juntas para un solo día.

Mientras regresaba a casa, solo deseaba un relajante baño y poder descansar para poner sus ideas en orden.
Al llegar como siempre solo la esperaba Mimi, una gatilla de raza siamesa, que hacia unos meses había comprado en una pajarería cercana a su casa. Una tarde había pasado por delante del escaparate y no pudo resistirse a su mirada tierna y cariñosa, así que entró y se la llevo, desde entonces ella era su fiel amiga y confidente, pues Elvira no conocía a nadie en la ciudad.

Mientras se preparaba un baño de burbujas relajantes y ponía en el fuego la tetera, Mimi ronroneaba a su lado, pues no estaba acostumbrada a quedar sola tanto tiempo. Elvira la cogió en sus brazos y acariciándola suavemente le dijo:
- Gracias Mimi eres en verdad una buena amiga para mi, ya se que te preocupa mucho el quedarte sola todo el día pero así son las cosas, ojalá yo no tuviera en este momento más preocupación que esta- dijo mientras apartaba del fuego la tetera.

Se sirvió una taza y luego se fue al baño, y mientras se desnudaba pensó en el día de trabajo que le esperaría al día siguiente. Se sumergió en la bañera y saboreó a pequeños sorbos su taza de té, y en verdad se relajo tanto que casi se quedo dormida. El timbre de su teléfono móvil que sonaba incansablemente la saco de su letargo.

Elvira lo cogió y al oír la voz de su interlocutor se alegró mucho pues era su madre.

-Hola mama ! No esperaba aún tu llamada, pensé que estarías paseando con tus amigas y pensaba llamarte más tarde – dijo Elvira.

Su madre solo quería saber como estaba después de su primer día de trabajo, y Elvira le comenzó a contar todo lo que le había ocurrido en ese día que para ella se había hecho interminable, pero no le comentó nada de su jefe, ni de quien era ni como era su nombre, cuanto menos supiera de esto su madre menos sufriría por ella, pues ya era suficiente el haberse separado tantos kilómetros. Desde la muerte de su padre ella era la que más se encargaba de cuidar y velar por su madre, quizá porque era la soltera de tres hermanos dos mujeres y un hombre, el cual pasaba la vida fuera de casa ya que era cooperante en Centro América y solo venía a casa quince días al año, el resto casi ni por teléfono tenían a veces comunicación.

Elvira se acordó entonces de él y de sus sobrinos pequeños que cuando iban a casa le miraban en sus cajones, y se ponían sus zapatos y bolsos. En realidad tenía unas sobrinas muy coquetas, y eso sería lo único que envidiaba a sus hermanas pequeñas, el estar casadas y tener una familia.

Mientras preguntaba a su madre por todos y se intereso por su salud

-Mama no te olvides de tomar todos los días tus medicinas, y no te preocupes por mi, pues estoy muy bien y creo que en esta empresa me voy a encontrar como en casa ya te iré informando todos los días, y cuando pasen unas semanas y esté del todo instalada te vendrás a pasar unos días aquí para que lo compruebes tu misma, bueno mama un beso y cuídate mañana te llamaré –dijo, y volvió el teléfono a su lugar.

En ese momento se quedó pensativa, ¿en realidad tan cambiada estaría, que él no la reconoció? , se miró al espejo y este le devolvió la imagen fresca de una persona de treinta y cinco años, sin arrugas y con una piel y el cuerpo muy bien tratados. Procuraba cuidarse, hacer ejercicio, todos los días corría ocho kilómetros, y mantenía una alimentación sana. No le gustaban la comida rápida ni las grasas, prefería frutas y verduras. Ella pensaba que no aparentaba su edad.

De él casi diría que estaba igual que el día que lo conoció, se le vino a la cabeza aquel día. Ella estaba corriendo por el parque cercano a su casa, se retorció un tobillo y cayo al suelo, él solía correr también por el mismo sitio pues se habían visto alguna vez, y al pasar la ayudó a levantarse. Muy amablemente la condujo hasta un banco cercano. Ella se sentó porque sentía un dolor agudo en el pie que le impedía moverse y amablemente agradeció su ayuda, el la acompaño a su casa. Cuando llegaron le invito a pasar, el le agradeció la invitación pero la declino para otro día porque se hacía tarde y tenía que trabajar. Pero habían quedado para verse o llamarse otro día.

Pasados cuatro o cinco días recibió en su casa un gran ramo de flores con una tarjeta que enseguida leyó, era de él deseándole que ya estuviese más recuperada, para verse de nuevo en la pista del parque para hacer ejercicio. Ella le llamo para darle las gracias y aquella misma tarde habían quedado para tomar un café. Así fue como se conocieron.

Luego todo había transcurrido deprisa y sin saber como se encontraron enamorados como dos niños. Al cabo de dos años de salir formalmente fue cuando enfermó el padre de Elvira y esta y su madre pasaron muchos meses de hospital en hospital, y él nunca se separó de ellas eso era lo que tenia ahora que agradecerle que en esos momentos tan duros para ella él siempre estuviera a su lado. Recuerda que su madre muchas veces lo llamaba hijo, pues decía que como el suyo nunca sabía donde estaba y a él lo tenía siempre a su lado que era como su propio hijo.

El día que les comunicaron la grave enfermedad de su padre ella se derrumbó y el estuvo a su lado mostrándole su apoyo y aconsejándola. Cuando su padre murió él se encargo de todo pues Ángel su hermano no podía venir y sus hermanas eran muy jóvenes, y en aquellos momentos se necesitaba un hombre que pudiera llevar las riendas y encargarse de todo, él lo hizo y por eso su madre y ella le estaban tan agradecidas.

Pasado el tiempo comenzaron a hablar de boda, pero a ella le pareció muy pronto y además quería esperar a que su hermano pudiera venir para ser su padrino, pues era su ilusión ya que su padre no podría ser.
En realidad ella nunca supo muy bien lo que ocurrió, solo recuerda que un día mientras paseaba le dijo que lo trasladaban de trabajo fuera del país y que le gustaría que ella lo acompañase como su esposa pero que no había tiempo que tenia que estar en Londres en un mes y comprendía que era muy precipitado, así que seguirían su relación por carta y teléfono y él vendría siempre que pudiera y por supuesto ella y su madre pondrían ir siempre que quisieran, pues su casa era también de ellas.
Elvira se quedo muy sorprendida pero no dijo nada, en la cena se lo comunicaron a su madre , la cual también se apenó por la separación, y a su vez se alegró por él porque iba a tener mucho mejor puesto y ganaría mas dinero para poder casarse pronto, ya que esa era la ilusión de su madre.

Pero las cosas no salieron como se planean y al cabo de poco tiempo, se enteraron de quien era y que pretendía.
La madre de Elvira sufrió un ataque al corazón al enterarse de la verdad, y le costo mucho tiempo recuperarse, y en cuanto a ella se vio sumergida en una depresión profunda de la que aún después de todos esos años aún pensaba no se había recuperado del todo.

Elvira recordaba todo esto tumbada ya en la cama, con Mimi durmiendo a su lado.

Miró el despertador, y vio que ya era muy tarde, e intentó conciliar el sueño pues el día siguiente iba a ser muy largo.
* * *
A la mañana siguiente cuando llegó al trabajo se encontró en su despacho con una secretaria que le habían asignado para ponerla al corriente y ayudarla con la agenda y la correspondencia.

La empresa se dedicaba a la exportación e importación de géneros para empresas textiles, por lo tanto se vería obligada a viajar bastante pues era la encargada de revisar el género en los distintos países donde comercializaba. Había estudiado cinco idiomas y por eso le habían asignado ese puesto.

Cuando entro en la oficina la secretaria, una chica muy joven y esbelta se dirigió a ella y le dio los buenos días.

-Buenos días señora Suárez, soy su nueva secretaria, mi nombre es Ángeles Castro- dijo educadamente.

-Encantada- contesto Elvira- no creí que necesitase una secretaria, pues mas bien soy yo la que esta acostumbrada a desempeñar ese cargo, pero gracias.

-Don Elías me ordenó que la ayudara con el trabajo pues usted sola no podría, en este departamento hay mucha correspondencia y como usted tiene que viajar y asistir a muchas reuniones en la empresa no puede realizarlo todo sola- dijo la secretaria mientras permanecía de pie junto a su mesa esperando con una carpeta en la mano dispuesta a tomar notas.


-Es cierto- contestó-pero dígame como sabe que soy nueva aquí y no conozco al personal, ¿y quién es Don Elías?

La secretaria la miro de forma asustada y a la vez incrédula, como podía ser posible que ayer estuviera hablando con el jefe y hoy no supiera quien era.

- Es nuestro director general, usted misma lo vio ayer y él se ocupó personalmente de que cuando llegara a esta empresa no le faltara de nada, el señor Contreras es uno de los socios de la empresa, es muy serio y recto en su trabajo pero a la vez es una persona muy amable y cercana a nosotros- le explico la secretaria- pues casi le diría que nos conoce uno a uno por nuestros nombres, es muy querido en la empresa por todos nosotros, espero que a usted también le parezca amable.
- Gracias- contestó Elvira.

La secretaria se retiró a su oficina cerca del despacho de Elvira, y al salir le volvió a informar de que estaba a su disposición para cualquier cosa que necesitase.
Elvira se quedó pensando, en realidad estaba más confundida que nunca y se dio cuenta de que en realidad no sabía nada de la vida de su antiguo novio, y ahora comprendía porque cuando se vieron no la conoció, simplemente no era él. De lo que si estaba segura era que tenía que ser su hermano gemelo, ya que el parecido era impresionante, y él seguro que tampoco había oído hablar de ella pues no hizo ni el más mínimo gesto de conocerla.

Por una parte se quedó más tranquila, pero por otro lado la curiosidad le picaba aún más.

Ese día no consiguió ver a su jefe, éste se había ido a Barcelona y no vendría hasta el lunes.

Aquella mañana Elvira hizo su trabajo y a la hora de comer bajo a una cafetería cercana y pidió una ensalada y pescado. Mientras comía pensaba que habría sido de Miguel, que rumbo habría tomado su vida, quizá la empresa era suya también, e el no estaría en España, ¿seguiría en Londres? ¿Estaría casado?, ¿sería feliz?, ¿se acordaría de ella?... Todo esto confundió tanto a Elvira que cuando se dio cuenta le estaba sonando el móvil y al contestar oyó la voz de la secretaria que le preguntaba si podría acercarse a firmar unos documentos que necesitaba.

Tras apurar su almuerzo, enseguida llegó a la oficina y le pidió disculpas a su secretaria por haberse tomado más tiempo de la cuenta en la hora del almuerzo.

El día transcurrió como todos los demás entre papeles, teléfono y reuniones. A las seis de la tarde recogió sus cosas y cerro su despacho. Por fin era viernes y tendría todo el fin de semana para poner sus ideas en claro , pues en todo el día no había podido quietarse de la cabeza a Miguel, parecía que los recuerdos que creía haber olvidado se agolpaban en su cabeza, y querían salir todos a un mismo tiempo.

Cuando llegó a su casa Mimi salió como siempre ronroneando a su encuentro, ella la cogió en el regazo y la acaricio. Se acercó a la nevera y saco de ella su comida ella muy contenta movía su pequeña cola, y miraba a su dueña agradecida y contenta.

Elvira se dio un baño y preparó su cena, cuando se disponía a sentarse a la mesa el sonido del teléfono la asustó.

-¿Quién es?
-Buenas noches, perdone que la moleste, soy… yo solo llamaba para interesarme por usted y saber como le va en la empresa, si es mucho trabajo, como verá la secretaria que le envié es muy eficiente, es mi propia secretaria y créame que me costó mucho dejarla marchar, pues yo dependía mucho de ella para todo, casi le diría que sabe más de mi que mi propia esposa, y apropósito de mi esposa me ha pedido si es usted tan amable y no tiene planes para el domingo nos acompañaría a comer, puesto que está sola en la ciudad y aún no le ha dado tiempo para hacer nuevas amistades estaríamos muy orgullosos de ser sus cicerones por la ciudad, ya que este fin de semana no tenemos niños ¿ que contesta? – dijo mientras Elvira al otro lado del auricular asimilaba esas palabras.

Tras pensárselo unos segundos contestó- Si de acuerdo.
Él se excuso tenía que colgar estaba en pleno vuelo Madrid Barcelona y no disponía de mucho tiempo para hablar, tan solo que la pasarían a buscar por su casa.

Tras colgar el teléfono Elvira se quedó pensando que así podría descubrir algo nuevo en su vida y saber algo de Miguel.
* * *
Al día siguiente salió de compras, a la peluquería y compro un pequeño detalle para la esposa de su jefe.
La mañana del domingo se levantó temprano, y se vistió cómoda con vaqueros y sandalias, al fin y al cabo su jefe le había dicho que la llevarían a conocer la ciudad, y tendría que ponerse algo cómodo para caminar, se puso una blusa de media manga y una chaqueta de lana, cogió su bolso y sus gafas de sol y salió de su casa. No podía negarlo, estaba muy nerviosa, como una colegiala asistiendo a su primera cita.

Cuando bajó al portal ya vio el coche de su jefe, era un mercedes negro pequeño, a su jefe no le gustaba presumir de dinero, y por lo que después comprendió a su esposa tampoco, cuando se hicieron las presentaciones, enseguida pudo ver que era una persona sencilla, pues lo primero en lo que se fijo fue que no traía joyas solo la alianza de boda y una diminuta cadena con dos cruces muy pequeñas de oro, vestía unos pantalones piratas, una camiseta y calzaba unas zapatillas valencianas.

Tras saludarla Elvira le ofreció el regalo, que ella enseguida abrió.
-Por favor no tenía que haberme traído nada, pero muchas gracias es una figura preciosa, se nota que tiene usted mucho gusto.
-Gracias – contestó Elvira- no sabía si sería de su agrado, dude entre esto o un perfume, pero el perfume me pareció algo muy personal.


Magdalena que así se llamaba la mujer de su jefe comenzó a charlar con Elvira
- ¿Entonces usted no es de aquí verdad?
- No yo soy de Canarias, y nunca había viajado a la península, así que todo es nuevo para mí - dijo Elvira.
- Bueno ya vera como esto le gustara, es muy bonito, solo que aún no hemos conseguido que Madrid tenga playa, y mas como en sus islas – dijo bromeando Magdalena.
- Lo conseguiremos algún día, perdone a mi esposa, ella siempre está de broma, ya la ira conociendo, pues espero que nos honre mas veces con su grata compañía- dijo Elías, mientras conducía.
- ¿Bueno y que te parece si dejamos las formalidades y nos tuteamos?- dijo Elías mientras miraba por el retrovisor- hoy no estamos en la oficina, hoy somos solo tres amigos que van de excursión.
- Por mi conforme – dijo Elvira.

Al pasar por el Palacio Real, Elvira quiso verlo más detenidamente, y sugirió que se bajasen un momento del coche para hacer unas fotografías. Mientras paseaban por sus alrededores Magdalena dijo:
- Un día vendremos las dos y lo visitaremos por dentro, verás que maravilla de tapices, cuadros, jarrones y muebles, es algo maravilloso.
- ¿Se puede visitar todos los días?- pregunto interesada Elvira.
- Sí – le respondió Magdalena- ya organizare yo una visita para que pasemos el día y veras todo lo que quieras, pués Madrid parece que cuanto más lo ves más te gusta, y siempre te queda algo por conocer.

Después de estar toda la mañana paseando decidieron ir a comer a Aranjuez, cosa que a Elvira le fascinó, se quedo prendada de sus bonitos jardines y fuentes. Sentados en uno de sus parques Magdalena le preguntó si había disfrutado, Elvira estaba tan entusiasmada que parecía una niña el día de Reyes, pero se sentía algo cansada, y al anochecer decidieron volver a casa.

Esa noche Elvira fue incapaz de dormir, pensaba que su tierra era bonita y creía que no se iba a encontrar sin sus bonitas playas, pero ya veía que cada sitio en Madrid tenía su encanto propio.

De pronto le vino a la mente cómo sería pasear por esos lugares con alguien de la mano, y soñar cosas bonitas, recostada en los brazos de alguien al que amar y que te correspondiese. Sin poder remediarlo pensó en Miguel, en todo el día no se había acordado de él ni de hacer alguna pregunta a su jefe o a su esposa sobre sus vidas.

* * *
Pasados unos quince días y en el trabajo todo eran rutinas, ella ya se había adaptado y todo iba sobre ruedas. Una mañana, al llegar a su despacho, la secretaria le dio una inesperada noticia, Elías estaba en el hospital. Sobresaltada Elvira telefoneó rápidamente a Magdalena para preguntarle que había sucedido.

- Magdalena soy Elvira ¿cómo esta Elías? ¿Qué ha sucedido?
Magdalena trató de tranquilizarla
-No ha sido nada gracias a Dios, lo han ayudado a tiempo los médicos, me han dicho que era un principio de infarto y que ahora debe tomarse las cosas con más calma, y deberá descansar más. De momento hemos pensado que yo voy a tomar un año de excedencia y que tú si no te importa pases a ocupar su puesto durante unos meses, luego ya veremos lo que hacemos.
- Por supuesto podéis contar conmigo, para lo que hiciese falta.

A la hora del almuerzo Elvira dejó todo organizado e informó al resto del personal de los cambios que iban a producirse en los siguientes meses.

A media tarde recibió en su despacho la visita de los abogados de la empresa para que firmara los documentos que le daban todo el poder para disponer y mandar en la empresa y no hacía falta que le consultase a Elías para ninguna transacción.

A última hora de la tarde se pasó por la clínica y allí se llevó la mayor sorpresa. Cuando llegó Magdalena y ella se abrazó, y lloraron juntas. La mujer de Elías era una persona dura y fuerte, pero ante la posibilidad de perder a su marido se volvía de mantequilla, pues se querían demasiado y aún tenían unos niños muy pequeños, y toda una vida por delante para desperdiciarla así, dejándola marchar como si nada. Había que ser fuerte para vencer este obstáculo.

Cuando pasaron los momentos iniciales, Magdalena quiso presentar una persona a Elvira.
-Ven Elvira- dijo mientras la tomaba por el brazo- te voy a presentar al hermano de Elías, hace tan solo tres horas que llegó de Roma de un viaje de negocios.

Cuando entraron en la habitación al verse frente a frente Elvira y Miguel se quedaron mudos, ella no atinaba a caminar, parecía como si los pies se le pegaran al suelo. Él la miró y se quedó pálido al verla, tan bonita o más que cuando se separaron, pensó que estaba un poco cambiada y siguió la mirada hasta encontrarse con la de ella.

Magdalena al ver la situación dijo:

- ¿Verdad que no te imaginabas que mi marido tuviese un hermano gemelo? mira este es Miguel, mi cuñado, y esta es Elvira nuestra mano derecha y ahora también la izquierda-dijo en tono jocoso.

Miguel se dirigió a Elvira para darle un beso en la mejilla, pero ella le extendió la mano, a la vez que ambos lo acompañaban con un encantado de conocerle.

Tras estos momentos tan tensos Elvira se dirigió a Elías y charlo un rato con él preguntándole como se encontraba, y tras unos minutos se excusó y dijo que tenía mucho trabajo y que debía irse, pero al día siguiente volvería.

-Yo también he de marcharme – añadió Miguel- si quiere la puedo acompañar a casa.

Y antes de que le diera tiempo a negarse, Magdalena le dijo que si, que lo hiciera, pues Elvira aún no estaba muy familiarizada con la ciudad y que ya era muy tarde. Ambos salieron de allí y se dirigieron al ascensor, solos ya dentro del ascensor las preguntas se agolpaban dentro de ambos y ninguno se atrevía a empezar.
El ascensor se paró, salieron y se dirigieron al parking, cogieron el coche y se subieron a él en silencio.
Una vez dentro, Elvira fue la primera en hablar, dirigiéndose a Miguel dijo: - ¿qué ha sido de tu vida en estos últimos diez años? Que ni mi familia ni yo hemos sabido más de ti? – Simplemente te fuiste a Londres y no telefoneaste; ni si quiera después de las últimas cartas que te envié y no contestaste, en realidad hoy me pareces un completo extraño.
Él trató de esconderse en el trabajo, la pereza de escribir y la distancia fue haciéndose más y más difícil; - ya no sabía que contarte en mis cartas- decía mientras la miraba a los ojos- y una a una las rompía después de escribirlas y así llegó un día que no tenía nada que contarte y dejé de escribir, pero si me acordé mucho de ti y varias veces descolgué el teléfono para llamarte y lo volví a dejar, pensé que quizás me habías olvidado y que no querías hablar más conmigo.

Casi sin darse cuenta llegaron a casa de Elvira y ésta le dijo si quería subir, que cenarían y seguirían hablando ya que había mucho que aún no se habían dicho.

Miguel aceptó la invitación y subieron, ella preparó algo para cenar. Él puso la mesa y estuvieron hablando hasta la madrugada; así Miguel se enteró de la enfermedad de la madre de Elvira y muchas más cosas.

Ambos descubrieron que seguían solteros, aunque habían tenido varios amores y ambos vieron que aunque el tiempo había pasado para ellos dos era como si se hubiese detenido en el aeropuerto cuando se despidieron.
Aquella noche vieron que las cosas podían volver a ser como antes, ella se lo diría a su madre y a sus hermanos, pero ¿cómo se lo dirían a la de él qué ni siquiera sabían que él había tenido novia en un pasado? Pero eso no sería un obstáculo para ellos.

Pasados unos días, Elías salió del hospital, fueron a visitarlo y decidieron contarle su secreto. Todos se quedaron un poco extrañados, pues nunca habían escuchado nada en la familia, aunque los dos eran hermanos, eso si, nunca habían mantenido mucho contacto. Se alegraron y mucho más Magdalena, que en seguida se apresuró a decirles que ella y su marido estarían encantados de ser los padrinos de su boda.

La madre de Elvira y sus hermanos llegaron a Madrid seis meses después y con la mayor alegría recibieron a Miguel con los brazos abiertos perdonándole al fin todo lo pasado.

El futuro les depara una vida de felicidad a los dos juntos.

* * * * *
Margarita31 de mayo de 2008

5 Comentarios

  • Margarita

    Quiero aportar a esta p?gina un relato. Siempre me ha gustado escribir y nunca he tenido la oportunidad de que nadie leyese mis relatos. Espero que esta lectura os pueda resultar entretenida o interesante, se que no tiene un estilo depurado pero me gustaria que me ayudaseis con la lectura de la misma a mejorar puesto que me gusta reflejar mis pensamientos en el papel. Gracias a todos, espero vuestras opiniones.

    31/05/08 09:05

  • Sparrow

    El relato es una maravilla, engancha desde la primera l?nea, un prosa fluida, sencilla y efectiva.

    Solo un pero(si me lo permites), un final demasiado convencional. Pero no me hagas demasiado caso, a mi me suelen gustar los finales inesperados, as? que quiz?s es una percepci?n subjetiva.

    Un saludo, te leer? lo que cuelgues.

    :)

    01/06/08 06:06

  • Margarita

    Muchas gracias me alegro de que te haya gustado. En estos d?as he escrito dos poesias en cuanto las tenga listas a mi gusto las colgare para ver que opinas. Muchas gracias Sparrow. Un saludo.

    08/06/08 01:06

  • Margarita

    Hoy he dejado dos poes?as. Han sido escritas tras vivir la perdida de una amiga. En una de ellas reflejo el dolor por la p?rdida de mi amiga, la otra refleja el dolor de una madre que ha perdido a su hija. Yo no entiendo de m?trica ni de versos, pero intento reflejar la tristeza y el dolor a trav?s de las palabras.

    09/06/08 07:06

  • Margarita

    Hoy he dejado dos poes?as. Han sido escritas tras vivir la perdida de una amiga. En una de ellas reflejo el dolor por la p?rdida de mi amiga, la otra refleja el dolor de una madre que ha perdido a su hija. Yo no entiendo de m?trica ni de versos, pero intento reflejar la tristeza y el dolor a trav?s de las palabras.

    09/06/08 07:06

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