Prefiero que no me hables a diario ni me escribas,
y que tampoco me des los buenos días.
Prefiero no contarte mis secretos ni mis más grandes anhelos.
Prefiero cerrar los ojos cuando tus dedos viajan arrebatadamente por mi piel,
para que la imagen de tu rostro no quede tatuada en mi ser...
Porque cuando me partas el corazón, te vas a encontrar ahí dentro.