Las personas matan la felicidad.
Entretanto el tiempo se entretiene entre los álamos muertos
aplaudiendo a las polillas que van royendo nuestros huesos.
Matamos y mordemos, fieles a nustro instinto.
y acabamos por comernos crudos o en nuestro jugo.
Nos devoramos primero el alma para acallar a la conciencia
Vomitamos el cuerpo, todo en un sinsentido, poco menos que Nada.
Pues la Nada existe, somos nosotros los que no lo hacemos.