Agazapada entre las ramas, tornasolada por la hojarasca, se esconde y se presenta una tortuga alada, con sombrero de pirata y las tibias cruzadas entre sol y sombra de una tarde calmada.



Sentada con cadenciosa respiración, próxima al sueño de la siesta olvidada, mira al frente por la ventana y la tortuga se funde dando lugar a una señorita con sombrero de tules verdeazulados de floresta campeñana, de ojos hundidos en la sombra de la trama, observándola risueña, desvaneciéndose otra vez en el juego de las luces plateadas.



Va llegando lentamente el brillo de las hadas, y el árbol poderoso se decide a desplegar sus alas, cubiertas de polvo, de magia, de ganas, arrancando sus raíces para llegar a la luna y poblarla, mas siente miedo de la sequía, de la tristeza de la soledad y con ráfaga de viento en buena hora llegada se sacude y desprende del sueño de volar, de llegar a otro planeta, tanto es el horror que siquiera se atreviese a ahondar en otras tierras ya sean próximas o lejanas.



Cae la noche sin brillos, sin claroscuros, sin prisas, con desgana... Cae y envuelve el corazón con destellos de plata, y deja abierto el balcón a un amor que se desata, que sueña por el día que es una tortuga pirata, que sale a pasear a la tardada con su paraguas transparente y sus tules de azul y nata como los ojos que la matan..., y cerca de caer la noche..., vuela por el cosmos para caer en la realidad soñada.

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2 Comentarios

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  Serge

  Marinera:
  Me encanto, manejas a la perfección la prosa, es un sueño hecho realidad o una realidad hecha sueño.
  
  Un gusto leerte.
  
  Sergio.

  14/10/10 01:10

• 

  Marinera

  SERGIO:
  Para mí sí que es un honor tenerte en este pequeño rincón y que encima te guste lo que ves. Es un placer recibirte y por supuesto te agradezco el comentario, me sube la moral para continuar.
  Un beso grande.

  15/10/10 04:10