Trenes, casualidad, encuentro, despedida...
Ruido, traqueteo, cambio de vías, paisaje en perpetuo movimiento, pensamientos fugaces, cabeza contra ventanilla, dolor de sienes...
Vuelta a cambiar de vía, nuevo ruido, cables de tendido eléctrico, antes a la derecha, ahora a la izquierda, y los pensamientos que no paran...
Noria de sentimientos, unos muertos o adormecidos, otros vivos y punzantes.
¿Realidad o ficción?
Nomenclatura de palabras que no logra atravesar mi piel.
...Él... ¿real o soñado?
... ¿Y yo?
Todo empezó donde ahora me hallo, en un tren de largo recorrido: Madrid - Sevilla.
Él, agitanado, de aspecto pobre, de mirada lasciva, y..., sonrisa de las que te atraviesan el alma.
No, no fue a mí a quién se la dedicó si no a otra mujer...
Otra que estaba en el andén mandándole besos mientras sujetaba o intentaba sujetar a dos chiquillos rubios y sucios que no dejaban de tironear de ella.
... Yo, sin embargo, no tenía a nadie que se preocupara de mí y pensé que sería bonito...
Más ruido, traqueteo, el silbido indolente, salida de la estación, mirada perdida en el horizonte mientras otra se clavaba en mi nuca, respirar agitado, cabeza... , otra vez golpeada rítmicamente contra la ventana; un suspiro, un susto, ... , otro cambio de vía, y su aliento ya en mi cara.
¡Qué bonito sería tener a alguién esperandome en la próxima estación!
Y ese hombre... Cada vez que volvía a mi mente, lo sentía más y más cerca de mí.
Frenazo, cesa el traqueteo, el último vaivén de mi cabeza ya culminó.
Otra vez luchar con la pesada maleta, otra vez la sensación de soledad...
Su mirada atenta me persigue, se levanta conmigo acompañada por esa sonrisa...
-¿La ayudo, señorita?
No contesto, me ruborizo, para entonces mi maleta ya está a mis pies, sin esfuerzo, él delante de mí...
¿Me quedo?
No, ya estoy abajo.
Lo veo partir.
Ahora él experimenta el silbido, el traqueteo, los golpes de la ventanilla en su sien derecha, mientras yo timidamente hago el amago de levantar una mano.
Desde entonces viajo en muchos trenes, busco una mirada, busco esa sonrisa, en silencio, para acabar siempre luchando con la maleta en la última parada.
Nos pasamos la vida buscando algo que muchas veces cuándo tenemos dejamos marchar...
Sigue buscando, seguro que te sorprenden en la próxima parada.