Desde las profundidades de la tierra
surgió una imagen oscura y afinada.
Una capa negra cubríale la espalda
Rojos sus ojos llameantes en sus cuencas.
Los dientes blancos salían de su boca
afilados y largos como espadas de niebla.

Se plantó junto a mí...OH, espíritu doliente
penas de siglos adiviné en su rostro.
Me llegaba su frialdad de muerte.

Ojos de fuego que ardían sin quemarme.
Hielo en su pecho reseco de pasiones.
Cuántos amores, cuánta sangre joven
habrán saciado su instinto de inmortal

Siglos de vida robándola a la muerte.
Devorando simientes medulares... rojo extravío
líquido que vierte entre sus labios finos
para sobrevivir al ósculo, al olvido,
y perpetuarse en el tiempo, eterno, fatuo.

Pero sus fuerzas se fueron desgastando.
Los siglos que ha vivido le dejaron
cansancios abismales que lo abruman.

Acércate hasta mi débil criatura
sombra de las profundidades

Yo también como tú fui acumulando
dolores y fracasos. Llegué a la cima
del placer infinito, pero morí mil veces
y mil resucité...ven, toma mi sangre
si acaso en ella encuentras nueva vida..
Vacía de mí este dolor... dolor de siglos
que mi alma no puede soportar, déjame libre.

Y se acerco despacio, tembloroso...besó mi cuello
y entre mis brazos se deshizo en huesos.

MariteSeguir Autor Recomendar Texto Agregar a Favoritos