TusTextos

El Francés Errante.....

Se llamaba Pierre. Pero igual podía haberse llamado Laurençe o Vinçent o cualquier otro nombre francés que se le hubiera ocurrido para no revelar nunca su verdadera identidad o quizás porque había sido ya muchos hombres distintos a estas alturas de su vida. Quizá ni él mismo recordaba el verdadero nombre que tenía asignado para él en algún registro de un lejano pueblo de Francia.
Era muy joven y muy viejo a la vez... Un chico de veintitantos con una atracción muy particular en auquellos rasgos endurecidos, aquellos ojos de un azul casi blanco, unos ojos con más años que su dueño, los retazos de una intensa vida parecían asomarse a aquellos inmensos lagos rodeados de largas pestañas.
Debe ser que los recuerdos de una cárcel marróquí hacen que, a la vez que el tiempo se estire y ralentice tras los barrotes hilvando cada segundo con largos trazos invisibles, ese mismo tiempo dispara los resortes de la edad mental de las personas como si tras sus pieles los días se contaran uno a uno pero en interminables décadas.
Era muy simpático y mientras compartíamos un canuto en aquellas estrechas calles de Tarifa nos relató de un plumazo la historia de sus últimos años como si no nos lo contara a nosotras y simplemente se lo estuviera recordando a él mismo, sorprendiéndose incluso de hasta dónde había llegado, dejando constancia en nosotras de aquella vida de novela.
Era el eterno estudiante de bellas artes al que, en un viaje de estudios, había seducido ese duende andaluz que se nos mete a todos tan hondo, que respiramos sin querer junto al perfume de los jazmines que ondean en los patios y se adueña de tu cuerpo hasta vivir para siempre agazapado en tu alma. A él lo atrajo con tanta fuerza que decidió quedarse. Pero los bohemios, los espíritus libres y los ciudadanos del mundo se entregan sin reservas a los peligros de la realidad tomándolos por placeres sin consecuencia.
La primera bajada al moro fue estupenda... y tan rentable...
Playas paradisíacas, el Caribe africano decía, y esa pasta marrón, aceitosa, con su aroma dulzón y sus dulces colocones...
Sólo tenía que tragarlo en moderadas pelotitas para expulsarlo después en España ayudado por coca en base. Coca en base.... un ingenioso y peligroso anzuelo para voluntades tan frágiles.
Y sin saber cómo se vió encerrado en brutales condiciones contando los segundos de un reloj que parecía quedarse sin pilas, a cada instante parado.
Demasiado atroz para contar los escabrosos detalles....
Cierro los ojos y veo a Pierre aspirando lentamente el humo que le costó parte de su vida. Tras unos segundos de silencio me miró, sonrió e intento delvolverme aquel punto en común.
-No, quédatelo. Tú ya me has regalado algo mejor. Una gran historia.

Marlango8224 de agosto de 2008

Más de Marlango82

Chat