...y aquella noche tan corta María y Pablo se abalanzaron el uno sobre el otro como náufragos a un pedazo de tierra y se besaron, se comieron, se respiraron, jugaron, se acariciaron y mezclaron sus cuerpos, sus olores, sus sabores, sus gemidos, sus murmullos, sus risas, sin tregua, sin descanso, insaciables, desesperadamente, como si un ángel les hubiera soplado al oído que al amanecer el mundo explotaría en mil pedazos y se acabaría.
Nadie que pudiera verlos en ese momento hubiera pensado que aquello era el final de su propio mundo y que además ambos lo sabían.
Y cuando el alba despuntó tras los cristales y se despertaron aún abrazados las velas se habían consumido y su música, su canción, dejó de sonar.
15-05-08
!perfecto final marlango!. He seguido toda la historia y esperaba un final tan brillante como el que has dado. !Genial!. ?me permites un breve corolario?. "su canci?n dej? de sonar porque se hab?a hecho eterna". Muchas gracias por tu historia. !Buen?sima!.