Hay una poderosa fuerza que mueve el mundo y todo lo que en él habita que desde que venimos a la vida se convierte en nuestro más cruel enemigo: el tiempo.
Todos a quienes conocía le repetían lo mismo. Tiempo. Tiempo. Se había vuelto para ella en una palabra odiosa. Tiempo. Seis letras atragantadas que le cerraban la misma boca del estómago; una angustia insoportable.
Cuando era pequeña tenía la rara manía de repetir algunas palabras tantas veces durante un largo rato que éstas parecían descomponerse y perdían su verdadero sentido como si pudiera destruir el lazo que unía aquellos sonidos con su significado.
Tiempo. Tiempo. Ésta maldita palabra la vencía en cada momento. Aquel caprichoso concepto que se dilataba y contraía escapando a su control.
Que se extendía eternamente haciéndole saborear la pura hiel de los malos momentos, recreándose en la putrefacción de las heridas.
El tiempo que se minimizaba, que corría, que volaba, que le arrebataba las satisfacciones, las alegrías....
Que la estresaba tanto cuando no lo tenía.
Tiempo al tiempo.
Hablas en tu texto del tiempo tomado como esencia de la persona humana. Y das una relaci?n de sentires verdaderamente interesantes, Y al final lo rematas todo con un "tiempo al tiempo" que deja al texto perfectamente cerrado en s? mismo y abierto al di?logo. Bonita tu manera de escribir.