Son muchas cosas... pero una sola a la vez.
Una vez caminé junto a un sepelio, me sentÃa con miedo y un dolor profundo que desgarraba mi alma. La venganza estaba puesta en mis puños y la saliva me sabÃa amarga. Era mi padre el que iba dentro del féretro, y como dices, durante mucho tiempo creà que su perdida era mi destino, que su camino también serÃa el mÃo y que las soledad guardarÃa por siempre mis pasos.
Yo no tuve una infancia llena de amor o respeto, mis caminos no fueron los más dolorosos, pero me sentÃa sin rumbo, desprotegido... Salà a flote guardando resentimiento y rabia por todos y por todo... Simplemente no me querÃa. Entonces toqué fondo.
Me ayudaron a salir y me dijeron que era el mejor momento, porque era demasiado joven para labrarme un nuevo futuro, un nuevo destino, pero el miedo me estuvo deteniendo algún tiempo. Entonces te conocÃ.
Entonces te sigo conociendo y todas esas cosas que dices las leo una y otra vez cada dÃa, y las llevo conmigo a cada momento. Mi memoria se resiste y mi voluntad a veces flaquea, es consecuencia de la vida que habÃa llevado, pero mi consciencia me motiva a creerlas, a esforzarme y a mantenerme en pie. Entonces me pregunto: ¿Qué voy a hacer?
No voy a vivir más de la misma forma que lo he estado haciendo. Las consecuencias podrán ser fatales o mortales si es necesario, pero mi vida habrá valido la pena si por su camino pasó, aunque sea por un sólo momento o un instante fugaz, ese sentimiento del que hablas hecho realidad.
Ese anciano (el tiempo) es muy sabio, tanto que me ha mostrado una y otra vez el camino correcto, mis pasos equivocados y la esperanza que nace con cada mañana. Vamos a aprender de ese anciano y caminemos juntos hasta encontrarnos...
Te quiero princesa...
07/11/12 02:11
Son muchas cosas... pero una sola a la vez.
Una vez caminé junto a un sepelio, me sentÃa con miedo y un dolor profundo que desgarraba mi alma. La venganza estaba puesta en mis puños y la saliva me sabÃa amarga. Era mi padre el que iba dentro del féretro, y como dices, durante mucho tiempo creà que su perdida era mi destino, que su camino también serÃa el mÃo y que las soledad guardarÃa por siempre mis pasos.
Yo no tuve una infancia llena de amor o respeto, mis caminos no fueron los más dolorosos, pero me sentÃa sin rumbo, desprotegido... Salà a flote guardando resentimiento y rabia por todos y por todo... Simplemente no me querÃa. Entonces toqué fondo.
Me ayudaron a salir y me dijeron que era el mejor momento, porque era demasiado joven para labrarme un nuevo futuro, un nuevo destino, pero el miedo me estuvo deteniendo algún tiempo. Entonces te conocÃ.
Entonces te sigo conociendo y todas esas cosas que dices las leo una y otra vez cada dÃa, y las llevo conmigo a cada momento. Mi memoria se resiste y mi voluntad a veces flaquea, es consecuencia de la vida que habÃa llevado, pero mi consciencia me motiva a creerlas, a esforzarme y a mantenerme en pie. Entonces me pregunto: ¿Qué voy a hacer?
No voy a vivir más de la misma forma que lo he estado haciendo. Las consecuencias podrán ser fatales o mortales si es necesario, pero mi vida habrá valido la pena si por su camino pasó, aunque sea por un sólo momento o un instante fugaz, ese sentimiento del que hablas hecho realidad.
Ese anciano (el tiempo) es muy sabio, tanto que me ha mostrado una y otra vez el camino correcto, mis pasos equivocados y la esperanza que nace con cada mañana. Vamos a aprender de ese anciano y caminemos juntos hasta encontrarnos...
Te quiero princesa...
07/11/12 02:11