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Grupo Omega - Parte 7/16

bajo mesadas vacios y sucios solo guardaban telarañas. La mesada de mármol se veía inmune al paso del tiempo, a pesar de la gruesa capa de polvo que la cubría.
Había una puerta de madera en dirección opuesta a la de entrada, me acerque y entre a un salón oscuro inmenso. No entraría allí sin una linterna al menos. Revisando mi bolso en la zumbante enfermería encontré una linterna LED y un par de pilas AA. Las coloque como corresponde y la encendí.
Con el bolso colgando en el hombro abrí la puerta y entre a la sala. Ilumine por delante y alcance a ver una fuente de agua y varias construcciones polvorientas. Un hombre tirado junto a la fuente tenía un rifle en sus manos y un charco de sangre debajo de él. Me acerque iluminándolo sin parar, temeroso. Su cara pálida permanecía quieta. Toque su cuello tieso y no sentí palpito alguno. Comencé a sudar muy fríamente, angustiado. Me aterre al ver que la puerta que estaba detrás mío se había cerrado con violencia.
Corrí desesperado hacia ella, pero ya era tarde. No abría, la cerradura desobediente hacia ruido sin responder. Escuche unos pasos escapar de mí, y una carcajada profunda y siniestra invadió toda la sala. Volví a acercarme al cuerpo yaciente en el suelo y tome su rifle. Saque el peine que alimentaba el arma, estaba vacío. Lo volví a insertar y inspeccione el cadáver, no había ninguna posibilidad de disparar, solo cargadores vacios en su riñonera, la cual ate a mi cintura.
Inspeccionando al arma encontré un pequeño botón, que no respondía, y una pantalla considerable bajo la mira. Tenía un soporte para linterna debajo del cañón, muy bien homogeneizado al arma. En la culata encontré un segundo botón, el cual dejo caer una pieza metálica que lleno la sala con sus ecos, indicando, por su respuesta lenta, que era muy alta. La pieza en cuestión era un porta pila, de esas redondas de reloj, chata y grande. La que estaba dentro estaba agotada, por lo que debía encontrar otra. Pulse otro botón al costado del rifle, pero parecía totalmente inútil.
Puse la linterna en el rifle y avance, alejándome del cuerpo. Camine despacio, iluminando cada construcción y revisándola bien. De pronto, comencé a escuchar pasos acercándose con pesadez, cada vez más y más próximos a mí. Cuando di la vuelta e ilumine, no vi nada. Los pasos se detuvieron.
Esa risa enferma, de asesino en serie, comenzó a llenar completamente todo. Esta vez, larga y pesada. Apunte con el rifle a todos lados, esperando intimidarlo. Los pasos volvieron a sentirse, esta vez alejándose. Me adentre a una de las casillas y apunte hacia afuera, arrodillado y liso para la acción, el sudor helado bajaba por mi espalda, haciéndome temblar del miedo, como si una criatura pasara su largo y esquelético dedo por mis vertebras, queriéndolas abrir. Pasaron minutos y no sucedió nada. Volví a salir y continúe el camino que seguía antes. Vi un puente que cruzaba de lado a lado sobre mí. Posiblemente de un piso superior.
El paso era largo y encontré una segunda fuente algo más allá. Rodeada de cuerpos sin vida, tirados en el suelo, todos civiles desarmados, de los cuales uno tenía un costoso reloj digital en su muñeca. La pantalla estaba partida, y el artefacto, inservible. Deje el arma en el suelo y tome el reloj. Lo golpee contra el suelo, abriéndolo. Dentro tenía una pila brillante, la que saque.
Presione el botón de la culata y puse mi mano para que no cayera el porta pila. Introduje el objeto circular donde corresponde, e ingrese todo al rifle, haciendo un clic. No sucedió nada, supuse que la pila se había gastado, al revisarla, tenia impresa la fecha de fabricación: era reciente, de la semana anterior.
Inspeccione alrededor de la fuente, aparecían más cuerpos. Pude contar hasta allí unos diez en total, contando el del dueño del rifle. Todos cubiertos de sangre y con heridas de bala en el pecho.
Encontré una escalera, la subí rápido y mire a la izquierda, dando luz al pasillo, que a la derecha tenia las mismas casillas del nivel inferior. Del lado derecho sucedía lo mismo, solo que alcance a ver una barandilla al final. Pensé, con el arma empuñada, que estaba en un centro de comercio abandonado. Pero… ¿Qué había sucedido con la gente anterior? ¿Porque habían sido asesinados? ¿De quién era esa risa insoportable? ¿Era el mismo que el que hacia esos pasos pesados?...
Recordé el botón inútil al costado del rifle, lo presione y comenzó a hacer ruido, me escondí bajo una mesa de la casilla abandonada, luego, la pantalla negra se ilumino con dos ceros juntos, digitales, destellando y lanzándome una luz azul, se apagaron. Decía luego: MJ-42, ingrese usuario. Dije mi nombre y repitió. Ingrese usuario, número de servicio o identificación numérica.
Le dije mi número de identificación numérica: cuatro, cero, uno, nueve, ocho, ocho, uno, nueve.
La pantalla respondió: “número de identificación confirmado, ponga su pulgar derecho sobre la pantalla para reconocimiento dactilar”.
Obedecí y quite el dedo: “pantalla sucia o inhabilitada, límpiela y repita la operación”
Volví a colocar el pulgar, tras quitarlo comenzó a destellar: “Analizando…”. Tras unos segundos apareció un segundo mensaje “huellas dactilares grabadas”, luego “sistema de reconocimiento de usuario completado. Desactivado”. Tras el cual volvieron a aparecer los ceros destellantes azules, sobre de los cuales decía, en números pequeños: 40.198.819
Presione el gatillo, obviamente no disparo. La pantalla mostro debajo de los grandes ceros el mensaje “Recargar”.
Me levante y volví al pasillo. La risa volvió a sonar, esta vez más fuerte y cerca. Sus pasos golpeaban fuertemente el suelo, acercándose y alejándose. Fui al lado más largo del corredor, de donde provenía la carcajada. Luego, esta callo, súbitamente. Llegue a una puerta de hierro, corroída y pesadísima. La abrí a duras penas y entre, cerrándose con mucho ruido
Un largo pasillo blanco con señales de disparos se ilumino con luces tenues, al final del mismo había una segunda puerta.
Detrás de mi comencé a oír gemidos y pies arrastrando. Mi corazón se detuvo de miedo, pensé que me daría un infarto. Para peor, comenzaba a escuchar que los pasos arrastrantes se aproximaban, y la puerta era golpeada y arañada. Me aleje desesperado de ahí mientras la puerta se sacudía por los golpes.
El pasillo interminable parecía. Y los golpes se hacían más frecuentes. Creí que la podrían romper y entrar. Tras la segunda puerta, había una escalera angosta hacia arriba, la subí corriendo y abrí rápidamente una tercera puerta de hierro, tras la cual había un corredor más alto que los anteriores, que estaba expuesto al centro comercial. Lo recorrí a toda velocidad, a mitad de camino, mire hacia el piso inferior y vi los cuerpos apilados uno sobre otro frente a la puerta. No vi indicios de arañazos, ni abolladuras, esto me pareció muy extraño.
Llegue al puente que había visto antes. Incluso el cuerpo del militar seguía en su lugar. Toque mi corazón aliviado. La macabra risa volvió, retumbando en mis oídos y haciendo ecos. Ahora alejándose de mí, con pasos normales.
Lo perseguí, sabía que era el responsable de todo. Al final del corredor había una sala oscura, que ya no era visible desde el centro. Un hombre estaba parado en el centro, bajo una luz intermitente, con la cabeza agachada y oscura.
Me aproxime apuntándole. Con el dedo en el gatillo, tembloroso. Me reafirme, y una vez seguro, le dije, en tono autoritario.
-quiero que te identifiques.
No respondió, solo continuo con la cabeza agachada. Solo mostro una leve sonrisa.
-¡te voy a matar! ¡Obedece!
Se rio sutilmente, sin levantar la cara.
-no te queda ningún disparo… es más, nunca lo tuviste.
-¡si no respondes te voy a matar con mis manos!
Siguió riéndose. Podría seguir insistiendo todo el día, pero no quería malgastar el tiempo. Le di un culetazo en la cabeza y cayó al suelo. Lo cargue a mi espalda, inconsciente. Tras llevarlo a una silla solitaria y atarlo con sogas que habían en el suelo.
Al encender la luz de la sala la vi cubierta de sangre, ya coagulada. Había marcas de manos que se arrastraban.
Mi prisionero despertó.
-¿Dónde estoy? –arrastrando la voz, dolorido –
Lo golpee en la cara, y le respondí:
-eso no importa ahora. Lo que importa es que no me aburra, porque me divierto cortando cuellos de algún que otro gracioso. Cuéntame una historia interesante. Una… no se… quizás… ¿de este lugar te parece?...
Comenzó a reír. Lo golpee con el rifle.
-¡quiero que me cuentes todo ahora!
-Jajaja… no hay nada que contar. Mira las paredes… ¿crees que esta instalación tiene un propósito? ¿Crees que estamos aquí para algo más que solo estar?
-¿Qué es este lugar?... ¡responde de una vez!
-aja jajá…
-¡deja de reírte!
-¿no has sentido charcos en el suelo cuando venias?... en mi bolsillo hay un fosforo. Ve al puente y arrójalo desde allí.
Le saque su dichoso fosforo con caja y todo. Lo agarre de la espalda y lo escolte al puente, donde lo ate al barandal. Tire el fosforo encendido. Este cayó a un enorme charco, donde encendió una gran llamarada circular, este se expandió por toda la sala, siguiendo un camino. Los cuerpos se derritieron cerca de las llamas.
-¡los cuerpos! ¡Se funden!
-tu y yo somos de polvo…pero ellos… ellos son de cera…
Volvimos a la sala y lo seguí interrogando.
-¿Quién eres y para quien sirves?
-eso, amigo mío, es lo que he querido escuchar… no hemos estado solos, nosotros te espiamos.
-¿tu y quienes?
-entidades que te observaban, vivas, en cada rincón del centro.
Pensé un rato mientras reía.
-¿tu y quienes?...cámaras… ¡son cámaras!
Apunté por cada esquina con el rifle. Apagué la linterna. Se bajaron pedazos de pared con un sonido mecánico. Un vidrio detrás se abrió, el hombre del casete apareció.
-bienvenido, veo que has soportado este recorrido de horror. Espero que te haya gustado, ¿no?
-el terror no me gusta. ¡Casi me da un paro!
-lo lamento, pero la gente de ISA lo considera muy necesario para probar su resistencia a condiciones hostiles. Reacciono como cualquiera, pero luego logro concentrarse y atraparlo. Vera, le había dicho que tenía una propuesta para usted. Pero debo recordarle que debe aceptar a partir de que le diga. En caso contrario, se le hará un proceso de borrado de memoria. Despertara en la cabaña el lago, vestido con su ropa andrajosa. Recordando su vida anterior a la primera nota.
-¿Cual es la propuesta?
-ISA, por su traducción al español, es la agencia internacional de seguridad. Somos miembros de una subdivisión llamada el Comando internacional secreto, que obra en sigilo para mantener un resultado equilibrado. Solo miembros como usted, incorruptibles y no materialistas, son elegidos para formar parte de esta elite, además de otras cualidades obligatorias que usted posee.
-¿Qué buscan?
-ISA propone dar el siguiente paso en la evolución humana, comenzando por usted. El individuo idóneo para la siguiente etapa que pensamos comenzar… una etapa, con el fin de destruir banderas e himnos que individualizan y dividen a la humanidad, encerrándola en barrotes que no les permite progresar.
-solo soy un ser humano común. ¡Suenan como un montón de fanáticos religiosos!
-te equivocas. Hemos estudiado, y el desarrollo de la raza humana culmina en ti, el precursor de una era pacifica. Aun es un diamante en bruto, pero lo que haga falta pulir, lo hará el tiempo y la experiencia.
-entiendo, por eso me das un arma.
-es usted muy inteligente… veras, un arma mata solo si es apuntada contra un ser humano. Reconozco que hemos cortado cabecillas de líderes extremistas que amenazaban el bienestar de la humanidad, ¿pero que hubiese sido del mundo si los nazis hubieran ganado la guerra? ¿Si el führer hubiera sobrevivido?
-¿no se había suicidado?
-no, un MJ-12 le perforo el cráneo. Todos los cuerpos se incineraron en el bunquer, solo un par de comandos anónimos fueron necesarios para acabar con una guerra que costo millones de vidas. Piensa lo que sería poner a la persona indicada en el lugar indicado en el momento exacto. Digamos que usted seria esa llave que necesitamos.
-entendido.
-Le ofrecemos no solo encontrar a su familia, si no cooperar en la superación de las miserias que azotan a los hombres. Pero le aviso que pueden pasar años antes de verlas, por que el proceso es lento. Quien las tiene es un importante miembro cabecilla de la Mafia. Incluso con una fuerza de ataque inmensa, sería imposible hacerlo sin daños colaterales.
-¿están vivas?... ¡qué alegría!...
-ese dato no le será privado tras el lavado, pero debe considerar algo mas allá de lo que usted desea… algo que concierne a todos…
Mastera17726 de septiembre de 2014

1 Comentarios

  • Mastera177

    septima entrega de la narracion, paginas desde la 32 a la 36. siento mucho algunos errores de ortografia o de cohesion que halle al revisar esta entrega, donde pone "... y inspeccione..." debe ir "e" en vez de "y".
    como siempre, espero que os agrade, y un cordial saludo.Master A-177

    26/09/14 08:09

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