Hoy anduve sobrio por el centro comercial,
fue horrible.
Las pequeñas conversaciones,
la gente perdida, ensimismada.
Me revolvió las tripas y las arterias.
Necesitaba imperiosamente algo fuerte
que explote finalmente en el nervio fundamental
de esta pobre alma que llevo dentro.
-Dijo un hombre que caminaba silencioso con las pupilas bien dilatas.
Muy bueno, me hubiese gustado mas extenso, pero muy bueno igual.