Te expropio la nostalgia
en este espacio en tinieblas.
Te arranco las caricias
en la agonía de la noche.
Te rasgo la inocencia
en la intensidad de los cuerpos.
Te tiendo la mano
en la desnudez absoluta.
Te saco lentamente de la estúpida
realidad.
Te ofrezco la moral
degenerada.
Te sigo regalando la verdad
de mi alma empobrecida.
De mi espíritu cabisbajo,
de mi soledad compartida.