Las calles de mi memoria se encuentran vacías.
Los tragos son rutina,
y las alegrías se esfuman en borracheras cansadas.
Estamos atrapados en un laberinto no tan amable
Estamos tratando de descifrar la clave de acceso.
Seguimos enredados en la telaraña de la ciudad rapaz.
De la ciudad penumbras.
Estamos queriendo alcanzar el último tren a fantasilandia
Tropezando con piedras enormes,
Corriendo como locos,
Sudando angustias,
Atravesando paredes,
Y riendo como niños.
Muy al fondo, siempre queda algo o por lo menos, a esa idea yo me aferro
saludos
Antonio