Las Lealtades
Era lo nocturno, la primavera, escéptica, niebla.
Yo existía bajo un fucilazo de la religiosa diana,
Que de su níveo ruedo a modo un ensalmo
Esparcía sobre el desfiladero un efluvio aletargado.
Cabeceaba en los nichos el penitente bienoliente,
Y al estero se terciaba la flor moribunda,
Y ceñidas en la bruma en el terno licuado,
Los vestigios reposaban en rancio sosiego.
¡Echar una mirada! Igualmente el marjal esta análogo a las sombras,
Pernocta entre las tinieblas con torpe dormito,
Y de la modorra juiciosa despertarse no codicia
Para el infinito las lealtades, lánguidamente muere
"Para el infinito las lealtades, lánguidamente muere"
Me parece increíble que nadie haya comentado este poema, es de una calidad magnifica. El final es magistral.
Pol.