Ojalá.
Ojalá pudiera retroceder el tiempo. Pensarás, qué hace esta escribiendo. Escribiéndome a mí. Si a ti, porque hay cosas que no salen a la luz. Y tienes la fortuna de tener mi confianza, tan ganada, que solo tú aun habiendo pasado todo, sigues escuchando mi voz, mis rabietas, mis risas, incluso mis escasos y tímidos te quiero.
Pues sí, ojalá retroceder el tiempo. Y hacerlo todo bien, ojalá tú y ojalá yo. Ojalá los dos hubiéramos hablado sinceramente de lo que se palpaba en el aire, y hubiéramos tenido los cojones de dar pasos. Tu los tuyos, yo los míos. Ojalá.
Ojalá volver atrás para sentarme en esa mesa y saber que no sería fácil, pero lejos de todas esas cosas que nos gustan poco, organizarnos. Organizarnos para saber qué duele y qué no duele. Para conocerme y para conocerte.
Aunque... aunque lo dudes, creo que eres la persona que más sabe, más me conoce. Eres con quien he llorado y con quien he reído. Eres lo que siempre he querido tener cuando pienso en un final feliz. Alguien que me mire y se le pare el mundo mientras me para el mío.
Ojalá hubiéramos tenido un manual de como funciona sevilla y valencia. Ojalá no hubiésemos sido tan adultos para temer tanto al futuro o las consecuencias. Ojalá un abrazo tuyo ahora, mañana, y a todas horas que me apetezca. O que no me apetezca. Ojalá.
Ojalá tantas cosas que a veces me sorprendo como después de tanto, aquí seguimos, unidos gracias a un hilo tan traslúcido que ni tu ni yo sabemos porqué sigue...
Me duele, claro que me duele, aunque la enorme fachada me impida hacértelo saber, qué harás ahora o a quien le regalarás tu sonrisa, a quien le pondrás la mano en la rodilla o con quien te enfadarás.
Y sí, me duele ver que cada vez te tengo menos, porque es así. Cada vez te noto más lejos. Más allá todavía...
Sea lo que sea, pase lo que pase... que hayan muchos hilos que nos mantengan, aunque no los vea.
