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Cuento El Animal Más Listo

Avía una vez un niño de 10 años que era muy, muy malo, cuando salía de su casa y encontraba al perro callejero que vivía en la colonia, recogía las piedras más grandes que tenía a su disposición y lo apedreaba, mientras reía muy contento. En su casa torturaba a su gato, algunas veces roseándole agua, otras empujándolo de lugares altos, pero lo que más le divertía era acercarse sigilosamente cuando el gato caminaba tranquilo y patearlo, mientras gritaba, -gato tonto.! De vez en cuando al pegarle con piedras le comentaba, es más fácil darle al sucio perro callejero.
Un día ya arto el gato del maltrato decidió hacer algo y salió a buscar aliados, caminando por las calles encontró a un perro y recordando las palabras del niño se acercó a él. El canino se embraveció cuando lo vio acercarse pero el gato a pesar de asustarse le dijo, aguarda perro, necesito de tu ayuda para librarnos del niño abusivo. Cuando escuchó eso el perro se tranquilizó y le preguntó ¿cuál es tu brillante idea gatito,? no te burles pues es un gran plan respondió el gato más tranquilo, solo necesito que traigas una piedra con tu hocico y la pongas cerca de la puerta del carro que está frente a su casa, después ladra lo más fuerte que puedas, tras esto el gato le dijo sígueme para mostrarte donde es.
La tarde del siguiente día, los padres del niño malo fueron a la tienda que quedaba en la otra cuadra, cuando el infante desde la puerta de su hogar vio que doblaban en la esquina y desaparecían, pensó que era momento de divertirse un poco con el gato, pero entonces escuchó caerse los platos y vasos de vidrio de su cocina. Asustado fue a ver qué pasaba, al entrar vio como el gato salía corriendo por la ventana y al mirar el piso, molesto contempló su pelota desecha entre los cristales, instante en cual comenzó a ladrar muy fuerte un perro, enojado el niño quiso desquitar su furia dándole de piedrazos al canino, recogió como era su costumbre las piedras más grandes y salió a la calle, para su sorpresa el perro estaba ladrando parado a lado del carro de sus padres, frustrado comenzó a pensar que hacer, cuando de pronto salió corriendo de su casa el gato a toda velocidad y se impactó contra el vidrio del auto rompiéndolo, ya en el piso el animal rodó herido de bajo del carro y huyó, el niño atónito no entendía lo que avía pasado. En ese momento vio a sus padres que doblaban de vuelta en la esquina y de la nada el perro empezó a chillar, sus papás al verlo con piedras en las manos le gritaron enojados, ¡deja en paz al pobre perrito.! Al acercarse más vieron furiosos el vidrio roto y ahora comenzaron a regañarlo, el niño llorando les dijo que él no había sido, que fue el gato. ¡Estás tonto, cómo va ser el gato! Le gritó su padre, además hay una piedra tirada debajo de la ventana añadió, mira bajo el auto ahí está el gato escondido respondió el niño, su papá al mirar no encontró nada y más molesto le gritó, ¡métete a la casa.! Mientras esto pasaba su mamá se había adelantado con las cosas y ya dentro de su hogar se reanudaron los regaños contra el niño, al entrar el infante recordó lo sucedido y empezó a llorar con más intensidad, diciendo que había sido el gato, ¡estás loco o qué, entonces por qué rayos está tu pelota entre los cristales.! Le reprendió su madre, su padre al ver esta escena sacó su cinturón y lo golpeó un par de veces, mandándolo a su habitación. El gato al oír todo esto se metió al cuarto por la ventana y ahí lo esperó, el niño entró y entre lágrimas decía ese maldito gato me las va a pagar, pero entonces el felino comenzó a chillar al tiempo que se estrellaba contra el espejo de la habitación, el infante exclamó, Maldito Animal.! Al llegar su papá ya furioso comenzó nuevamente a pegarle mientras le preguntaba, ¿por qué le has hecho esto al pobre gatito? Su mamá entró al cuarto tomando entre sus brazos al gato herido por los cristales y sin voltear a ver al niño salió de ahí, el padre salió unos minutos después dejando a su hijo llorando desconsoladamente.
A la mañana siguiente sus padres despertaron al niño y le dijeron que tendría que acompañarlos al trabajo, ahí él ayudaría con algunas cosas y así podría pagar todo los daños de la noche anterior, incluyendo el cuidado que necesitaría el gato, de paso te vigilaremos más pues lo que le hiciste al felino y al perro está mal, añadieron. Desde aquel día el gato y el canino conocieron la paz volviéndose buenos amigos, pues entre los dos se habían hecho justicia.
Mefisto20 de septiembre de 2019

1 Recomendaciones

2 Comentarios

  • Regina

    Que estoy viendo?, Maravilla de cuento!!!. UAU,,, Mefisto por favor no dejes de escrir cuentos, eres un maravilloso escritor de cuentos, me encanta y no me extraña que la peque quiera que le cuentes uno cada día,
    verdaderamente bueno, y con su mensaje.
    Un abrazo compañero.

    28/09/19 06:09

  • Mefisto

    Gracias regina por tus amables comentarios, tus palabras son aire para una mente que se asfixia por pensar que lo que escribe es inútil.
    De hecho este cuento solo es uno de una historia que intento contar, Aunque no sé cuándo pues tiendo a postergar las cosas como contarle un cuento a mi hermana.
    Saludos Regina.

    14/10/19 10:10

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