Ocupaba la mayor parte del día en dormir. Unas veces al lado del viejo sofá. Otras veces bajo la cama de huespedes, donde dormía de cuando en cuando el gordo de mal olor... sin embargo, allí dormía tranquilo.
Recuerdo un día en que ella no lloraba, pero ese día los olores se mojaban con la lluvia y sus manos eran lágrimas sobre mi cuerpo. Recuerdo que ese día, pensaba sería el último en que descansaría mi cabeza sobre su regazo.
No puedo quejarme. La primera vez que nos encontramos fue en un parque, bajo la fresca sombra de un Eucalípto; su olor, me ponía feliz. Era como si sus piernas, su cuello contra el cual me apretaba, su cabello corto y rebelde, todos emanaban rosas ligeras en esta ciudad humeda.
Esta noche la luna me pone inquieto. Esta noche la gotera de la regadera me pone nervioso. Esta noche su olor revolcado en sus sábanas me provoca desesperación. Esta noche la calle de enfrente hiede a humanos hambrientos. Esta noche ella no ha regresado.
sus manos eran l?grimas sobre mi cuerpo...
Perfecto..
me encanto!