Ella tiene en su pelo enredado, un listón tinto.
Ser, sin hablar, sin besar, sin mirar, sin saber... ¿Eres Padre ajeno a mi soledad, a mi rabia engendrada en los desdichados rincones de mi alma pútrida? No soy más de lo que hombre o mujer puede ver en mí, sin embargo, me soy ajeno, me soy distinto. Mira a los amantes en casa de venus: ya es la lengua obra de amor y no herramienta maliciosa; ya ves a los labios imitándote creando sin hablar, amando sin hacer, siendo sin saber... Y yo los miro.
¿Qué puedo hacer? No puede mi alma ya con esta burla; mis pasos guías hasta el lugar donde mi fuerza termina. ¡Soy un amante sin corazón! ¡Soy un alma sin voz! ¡Soy una condena sin justicia!... ¿qué es lo que puedo hacer? ¿He de aferrarme a la fe que tiembla mientras más a ella me acerco? ¿He morir justo y honrado en suelos manchados y hediondos de mí? O acaso he de vivir, errado, enamorado, cansado, esperanzado, triste y solitario.

Ella quedó durmiendo, despertó sin su listón tinto... despertó molesta.

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2 Comentarios

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  Mejorana

  De morir nada, Mendaci, ya sabes que yo, siempre te estoy esperando impaciente.
  Cómo necesito entrar en tu alma.

  23/03/08 09:03

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  Mejorana

  Me lo vuelvo a leer y cada vez me conmueve más, aunque no consigo descifrarlo. Pero aunque no consigo descifrarlo, me sigue conmoviendo.
  Un abrazo Mendaci

  24/03/08 10:03