Lluvia de Impúberes.
Ilusionado con mi rostro más vivo que nunca, caliente, rojizo... Camino con mi abrigo, entre la gente.
Es ese olor, es ese tránsito que sospecho en los algodones azucarados, me embriaga de ilusión.
Y tú estás conmigo.
Noche de fuegos artificiales, de ilusión, y de regalos en forma de recuerdos.
De repente el estruendo nos avisa.
Las atracciones se rompen, todo cae.
Y los niños son arrollados por los hierros, y las madres exhaustas miran desde los suelos. Y tú y yo nos encontramos allí, entre la lluvia de impúberes, mientras tú vuelves a tu estado ebrio.
Te marchas con ella y yo me quedo solo.
Distingo brazos entre los hierros, aún debe quedar algún aliento.
¡Dejadme mirar!
Con el algodón de azucar por los suelos y un silencio ocupando el lugar del caos, me subo a los pies de una atracción, y contemplo aquel universo de juguetes hecho arrebatos de escombros.
Y la policía llega entonces todo vuelve a funcionar y las atracciones se iluminan más ágiles que nunca, yo me quedo exhausto.
Las sonrisas regresan, y tú te marchas a la cama.
Me quedo con ese desconocido que me lleva lejos y me habla de su ex mujer.
Quiero dormir.
