TusTextos

Metal

Como una frase que cobra sentido cincuenta años después de haber sido mencionada. Y una lluvia de polvo entre los dedos de San Cayetano. Como una ciudad dibilitada y un aliento recortado por la afonía del amor. Como un muñeco despertando entre las pinceladas de una acuarela...

Me descubro ante ti y me pierdo entre tus sencillos parloteos. Hoy he tocado el cielo y llevo dieciseis días cantando bajo la tierra... Sigo los pasos de esa anciana las volutas de una mancha, las esquinas de una cama, me fusiono con la sombra de un limón, camino miles de millas y aún saboreo el cacao de ayer.

Todo para que me mires y te hagas el loco, risueño atrevido, yo melancólico despavorido.

Entonas tu compleja ecuación, tu llama está corriendo. Tus dedos se mueven, tu corazón me late, tu sabor a fresa me lleva. Eres el niño de aquel salón, vacío, atado con hilos del metal.

Pero el metal también puede eclipsarse en una trompeta y componer la fuerza de una pisada, la sonrisa de un batallón, las muecas de una carcajada, la miseria de las ganancias, metralla en color caracol.

Ese es el regalo que te queda de las sábanas de alambre, el único seguro, el mejor quizás.

Te queda la fuerza ante las más grandes hadas de este cementerio olvidado. Las que se hacen llamar palabras y en su exhibición acortan el ritmo de la almohada, los atos de la oniria. Fantasmas congruentes que reverberan en lo más atónito de tu esfera... fantasmas que te despertaron en la noche de las llamadas, en las falsas fábulas de cuentos de espinas.

Eres el niño que se esconde tras ese camino de bombones que hablan y fresones que aman.

Eres mi mayor dios.



Mi3huella03 de septiembre de 2011

2 Comentarios

  • Buitrago

    Bonito poema, me ha gustado leerte
    Un cordial saludo

    Antonio

    03/09/11 09:09

  • Agora

    Guardado para releer muchas muchas veces
    felicidades artista!

    04/09/11 01:09

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