El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti
Pablo Neruda
Imagínate que eres un vampiro.
Imagínate que está a punto de amanecer
y no tienes a tu alcance un lugar seguro
donde guarecerte.
Ese es el estado de desolación que me embargaba
cuando me dijiste que me ibas a dejar.
Siempre fuiste bromista.
Es lo que más me gustaba de ti.
No había ninguna situación que no se resolviera con una sonrisa.
Ahora quiero reír, necesito reír,
pero tú ya no estás a mi lado.
Y el mundo ya no es gracioso sin ti.
No me sirve visitarte de vez en cuando,
en realidad todos los días que me es posible.
No me sirve comprarte flores, petunias, tus favoritas.
Tampoco me sirve estar parado frente a ti,
horas si es preciso,
leyendo esa inscripción que me suena a hueca e irreal.
Si es cierto que tanto me amaste,
no estarías acostada, quieta, callada,
bajo esa lápida dónde reza tu nombre y nada más.