Te quiero, pero a la misma vez te odio. Eres lo mejor y lo peor. Eres mi dolor y mi consuelo. Una rosa con espinas. Una luz que se apaga y al rato vuelve a encenderse. Te odio porque deseo abrazarte, te odio porque quiero soñarte, te odio porque necesito besarte, te odio porque añoro tocarte... A veces he querido odiarte y solo he conseguido amarte más. El odio también es amor, odias lo que sientes, pero sin embargo amas mucho más. Amor y odio, tan diferentes y tan iguales...
¡Cómo te comprendo! El amor y el odio son como el ying y el yang, contrarios, unidos en un todo. Hay una línea muy fina entre ambos y pasar de uno a otro a veces es demasiado sencillo. Muy bueno.
