TusTextos

DesengaÑo

Durante los primeros cuatro meses que sucedieron a este encuentro, se veían, Leni y él, todas las noches, tomando una cerveza tras otra, en los bares de la Avenida Atlántica.

Hablaban de todo, de sus trabajos, penas y glorias.

Tampoco estuvieron ausentes los besos. Pero de sexo, nada; al sexo propiamente dicho me refiero...porque un beso tambien es sexo, y del mejor.

Por qué? porque si bién siempre fué ligero para los mandados, la mujer brasilera-en oposición frontal a la argentina-, con su ausencia de versos, histeria y frases hechas, ejercía, por lo menos en él, un efecto apaciguador en su lujurioso y tambien histérico interior.

Leni, y su "jeitinho" brasileño acababan domando al libidinoso salvaje de las pampas, obteniendo, sin proponérselo, lo que muchas mujeres argentinas viven pidiendo a los hombres, desde el primer encuentro...tiempo.

Pero claro, no solo de pan o cerveza vive el hombre, así que allí están, en la habitación de un hotel...en la quinta noche de su quinto mes. Y su bronceado cuerpo desnudo, invitándolo al placer.

Y él dentro de ella, con la piel ardiendo como brasa, por ese sublime momento de gozo; y por el sol de Panema, que tomaron juntos toda la tarde.

De pronto, él, con voz temblorosa dijo:

-No te dije toda la verdad, cuando hablamos la primera vez...en realidad, no vivo con un amigo.

¡exocet a estribor y acercándose! gritó la vigía.

-Ambos somos de BS. AS.

¿Ambos? ¿Qué ambos?

Me refiero a Alejandra, mi esposa...y yo-prosiguió.

¡"Impacto en treinta segundos!", volvió a bramar la vigía, con voz ronca.

-Ella está allá- continuó él.

Como era de esperar, comenzaron a discutir...fué una pelea de aquellas.

Lenie posó dos dedos sobre su frente y le devolvió una sonrisa, aunque por dentro estaba a punto de vomitar. Lo observó, impotente, estirar el brazo para alcanzar su pantalón...

Sin decir palabra, la alcanzó hasta su departamento. Ella llegó, y casi temblando, apretó el timbre del portero eléctrico, sus llaves estaban en algún lugar de su bolso al que su mano no podía llegar por estar poseída por un temblor indescriptible. Cruzó el largo hall y subió, hasta el segundo piso, por las escaleras.

Abre la puerta. El nombre de él retumbándole dentro de su cabeza como si estuviera hecha de lata.

La multitud de pecas salpicadas por todo su rostro, parecían resbalar con sus lagrimas tibias derritiendole su bello rostro.

Dejó caer su cuerpo sobre el mullido sofá, desplomándose sin fuerzas ni ganas de seguir...consumió cerveza con avidez, mientras imaginaba con la nitidez de un videotape, cada escena relatada por él.

En tan poco tiempo llegó a amarlo mucho más de lo que ella creía poder amar...

-Dios, que puedo hacer? gritaba una voz en el silencio de su interior...sentía que para ella el tiempo se había acabado-no hay otra manera- pensó sollozando...es la única que tengo...la mirada a su alrededor le decía cuanta soledad la acompañaba, que ya no era la misma, que era otra, mientras un frasco de pastillas rodaba vacío sobre la alfombra y en el vaso de cerveza solo quedaban vestigios de una leve espuma y un fuerte aroma a alcohol.

La luz blanca de esa habitación se tornó gris...y poco a poco, en sus ojos, se fueron llendo los colores, ya su piel había sido abandonada por ese bronceado palideciendo a cada segundo...un silencio invadió todo el lugar cubriendo todo, absolutamente todo...la oscuridad...
Movisi20 de junio de 2009

2 Comentarios

  • Voltereta

    Hermoso texto, aveces los desenga?os llevan a cometer actos desesperados como este.

    Sin ser ella la culpable de nada, al final acaba pagando por todo, con todo lo que en realidad tiene.

    Un saludo Movisi.

    20/06/09 05:06

  • Movisi

    As? es la vida, a veces pagamos caro los errores de los dem?s...gracias Voltereta por estar presente.
    Un abrazo fuerte.

    21/06/09 12:06

Más de Movisi

Chat