El aroma que humedeció mi piel
se pierde, entre los vasos sanguíneos...
la sangre ya no juega carreras
en la carretera de mis venas...
el adiós, es torrente, lobo de lunas...
de lunas llenas...
aullan las montañas, los ríos tiemblan,
el aire contamina la savia fresca
donde estás hombre maldito...
lobo de luna llena?
acaso no has notado
que mi cuerpo aquí te espera
no me iré hasta que llegues
quizás una noche de éstas
es que acaso no has notado
que esta noche hay luna llena?
los corderos azorados escapan a la pradera
donde estás lobo perdido
si el agua ya no tiembla?
Donde estás, lobo de lunas?
ésta noche hay luna llena...
Muy bien, la trémula espera de un sentimiento que llegará con la luna llena, abriéndose paso a través de los más ascentrales instintos hasta el último recoveco de la pasión, anhelante de un mundo donde la dicha del deseo será contemplada por una noche esplendorosa envuelta en luz, matizada por la eclosión de los instintos más primitivos.
Buena poesía.
Un saludo.