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Teoría de la Vida

Todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior. No la podemos encender solos, necesitamos, como en la formación de los fósforos, oxigeno y la ayuda de una vela.
Sólo que en este caso el oxigeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender una de las cerillas.
Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción.
Se predecirá en nuestro interior un agradable calor que ira desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a revivirlo.
Cada persona tiene que descubrir cuales son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión es su alimento.
Si uno no descubre a tiempo cuales son sus propios detonadores, la caja de cerillas se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por si misma, ignorante de que solo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo.
Myta20 de noviembre de 2008

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