Parece que mi vida va en detrimento. Ahora sólo paso un día en el hospital acompañando a un hombre que ha sido como mi padre. Es duro estar casi todo el día metido en el hospital. Y no lo digo por el aburrimiento sino por el mero hecho sombrío de ver entrar y salir personas enfermas, ver a sus familiares que algunos intentan dar ánimos a sus enfermos, estar sonriendo o haciendo bromas, otros sufren en el mas recóndito silencio haciendo sonrisas torpes. Se respira un aire denso, como de tristeza con preocupación que va invadiendo cada parte de cuerpo, lo va consumiendo y aunque te opones, es aire, termina dentro de ti. A algunos los sucede que frente a nuestros enfermos somos mas fuertes pero al mismo tiempo mas frágiles. Yo por ejemplo le sonrio, él me toma del brazo para apoyarse. Cuesta trabajo saber que ese hombre que es como un padre y que alguna vez me ayudó a caminar ahora necesite de mi ayuda para hacerlo. Esa tristeza lamento decirlo forma parte de mi hasta tal punto que aveces incluso me cuesta sonreír de forma natural.
Nunca pregunto por qué él o por qué nosotros. Simplemente es algo de la naturaleza o consecuencias de la vida que se yo de cualquier forma saber la razón no cambia en nada lo que sucede. Sólo quiero estar con él aunque a veces no puedo apoyar lo como yo quisiera, como él lo ha hecho conmigo.
Entre mas estoy aquí sentado, triste y miserable menos palabras tengo. Estos días aquí en el hospital me han enseñado humildad. Me hacen ver lo frágil que somos e incluso, aunque no me guste la idea, parece que la vida no nos pertenece, es sólo una idea sin fines religiosos, pero si parece haber algo místico, misterioso. El pensar estas cosas evita que se me salgan las lágrimas aquí en la sala de espera, no por que le de pena si no por que no es tiempo aún para llorar. Ver que alguien ha muerto me parece un dolor nimio a comparación de ver a alguien que muere día a día. Si ; difícil, hay que ser fuerte, todo saldrá bien, son cosas que no están en nuestras manos, son frases que suenan casi a diario lo cierto es que no hay palabras para esto, para hacerte sentir mejor, incluso apenas el tiempo parece poner una capa de aceptación sobre la herida de la ausencia de alguien amado. Una capa tan frágil de remover como el polvo.
