Cuanto se parecen las hormigas a las palabras
que con la punta del dedo indice les condenas al piso,
como si ellas tuviesen la culpa de ser tan diminutas y amarillas, las palabras,
y tan capaces de quebrarte la calma, de intoxicarte, las hormigas.
En las noches de largo insomnio se han pisado todas las hormigas,
pero en el hábito del tren, las calles, la oficina, las palabras, afilan sus mandíbulas.
En la rutina, ¿Cómo les distingues? ¿Cómo las encuentras antes de que te piquen?
Si tienes los ojos ciegos de lo mismo, y la mente automatizada.
Pequeños insectos sociales, al parecer inofensivos, se han propagado por toda la tierra,
y ya ni libres somos, si me provoca llamarle al "odio" de otro modo, ¿ seguiría siendo odio?
Palabras, palabras que no dejan que el amor sea más vivo, o la muerte una verdadera condena.
Me niego a ustedes, les arranco la cabeza amarilla, y están tan confusas, tan perdidas,
tan hormigas las palabras
Wooow!!! Sabes. a mí me gustaría escribir algo así alguna vez. Este texto tuyo ya es parte de mi colección de favoritos, y aludiendo al comentario anterior, sigo siendo un lector tuyo y más que complacido: feliz!!!
Saludos cordiales...