Tomaron caminos paralelos, casi rozándose tendiendo al infinito para no hacerlo. Lloraron en noches poco memorables, recuerdos impresionantes. Sufrieron por el otro sin pensar en sí mismos haciéndose daño queriendo, sin querer. Miraron al cielo buscando respuestas, y las respuestas solo les dieron más preguntas. Los porqués se quemaron entre tantos te quieros. Y es que porque se querían era la única respuesta. Se taparon con las sábanas por las noches para no sentir el frío que daba estar solo en la cama. Se miraron en el espejo esperando sentirse bien y se acordaron de su risa.
Y después de un mar de nados, llegaron a la orilla. Quizá dejó de ser invierno al verse, aunque solo fueran dos completos extraños.
Y fue en una décima de segundo cuando ambos quedaron rendidos, cuando ambas miradas se miraron y el corazón habló:
"Hola que tal, como te va, te echo de menos, no ha habido nadie más"
