"A veces se levantaba de la cama y se miraba en el espejo. Me acuerdo como me sacaba la lengua mientras miraba a través de él. Todos los conjuntos que tenía le hacían unas piernas infinitas. Después se soltaba el pelo y aquello era como ver a un ángel. No quiero que suene exagerado pero, nada brillaba más en esa habitación que la sonrisa que se había puesto aquel día, ni tan siquiera el rayo de sol que entraba entre las cortinas. Creo que algo la puso en mi camino. No preguntéis el qué. Y joder, gracias. Ese miércoles hubiera regalado mi suerte por haberme quedado en la cama con ella y no tener que ir a trabajar, aunque verla ponerse mis camisas era todo un espectáculo. Hoy es miércoles pero ya no la tengo en la cama, ni me lanza sonrisas por el espejo. Y mis sábanas no huelen a ella, ¿estúpido no? Cada miércoles desde hace medio año me tomo 10 minutos en el balcón, esperando a ver si algún día, con suerte, me echa de menos y su Volkswagen vuelve a estar aparcado bajo mi casa. ¿Os he dicho que la echo de menos?"

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