Quiso un señor con bigote,
ser un dios y un gran guerrero
y se compró un gran garrote.
Como quería primero
estar cerca del mejor
voló y voló y voló
hasta las islas Azores.
Sonriendo como pudo,
y hablando poquito inglés,
lo dijo todo al revés.
Ah, la moraleja expresa,
que cuando no tienes cabeza,
mejor una olla spressss...
Buenísimo, me has hecho reir, me recordaste un poquito a Quevedo con aquella ironía suya, y su gracia para ridiculizar. Aunque en este caso el ridículo lo hacía él solito.
Saludos.
Bueno, ese señor con bigote ya sabemos quien es, o al menos lo intuimos.
Una desgracia que hayan muerto tantos inocentes de ese y otros malnacidos.
Saludos.
Bueno, ese señor con bigote ya sabemos quien es, o al menos lo intuimos.
Una desgracia que hayan muerto tantos inocentespor culpa de ese y otros malnacidos.